A mí lo que mas me gusta de tener un blog es cuando pongo en ridículo a todos los tíos que conozco y nadie me pega una paliza. O no lo ha hecho todavía, vaya. Bueno, también me gusta un poco cuando me escribe gente que no conozco, o me para gente que sí, para decirme que se ríen mucho con mis posts y mis vídeos. Es muy gratificante eso, sí señor. Y por último me encanta cuando la mitad de la oficina flipa con mi reloj nuevo (que yo lo entiendo, primer reloj de madera que veo yo en la vida) y me vuelvo a mi sitio con sonrisita autosuficiente porque es de estas cosas que nos “regalan” a las blogueras y que todavía no tiene nadie. Y eso mola. Y sí, pongo regalan entre comillas porque yo creo que la gente piensa que esto es jauja y no. Que te abres un blog y de repente te llueven cosas gratis a casco porrillo de marcas que adoras solo para sacarlas en el blog. Yo no sé cómo lo harán otras bloggers (bueno sí, pero no vamos a abrir ese melón, que tampoco es plan), pero yo creo que solo hay que trabajar con firmas con las que te sientas identificada en algún punto o que te ofrezcan algo con lo que estés cómoda (no que la ropa sea cómoda, ya me entendéis), y creo que es algo que la gente no entiende, que podemos rechazar lo que no nos interese, porque esto es un trabajo como cualquier otro. Yo soy muy mía para estas cosas y, sinceramente, digo que no muchas veces, ¿es lo más inteligente que podría hacer? Pues yo creo que sí (porque no tengo abuela), principalmente porque siempre he creído que la calidad va antes que la cantidad y se me caería la cara de vergüenza al hablaros de cosas que creo que son una
Y aquí es donde entra Jord (que suena a nombre de novio noruego pero no), una firma estadounidense que fabrica relojes de madera, básicamente, y con la que estoy encantada de haber colaborado porque mirad qué reloj TAN genial. ¡Es de madera con cristales de Swarovski! De madera de arce, para ser más concretos (como el sirope, sí; aRce, no aLce) del mismo color que mi sempiterna pálida piel. No, en serio, la reacción de este bebé es poca comparada con la mía cuando llegó la cajita a casa (yo es que soy muy así), que encima viene con un packaging superfancy (flipando todos con lo snob que soy) de la misma madera. En mi casa causó furor, menos mal que elegí este, que es superfemenino porque mi padre todavía lo mira con ojillos codiciosos. (Y desde aquí te lo digo, papá, NO). Además han sido un verdadero encanto cuidando de todos los detalles, medida del reloj incluida. Así que estoy entusiasmada por poder hablaros de ellos y por esta colaboración. Espero que os guste tanto como a mí.
Sobre ser bloguera y relojes de madera aparece primero en Elegance Hunter.