Otro método es llenar la pileta de la cocina y colocar un paño (puede ser un trapo de lavar pisos) con un borde que toque el agua y el resto extendido sobre la mesada. Sobre él deposite las macetas. El paño estará siempre húmedo y las plantas absorberán la humedad a través del agujero que posee la maceta en su parte inferior, a medida que lo necesiten.
En caso de optar por un sistema automático de riego, deberás probarlo unas semanas antes de ausentarte.