¿Conocéis el concepto Show cooking? Seguro que os suena más si os digo que se refiere a cocinar en directo para los comensales. Pues partiendo de este original concepto tan de moda últimamente en la televisión, en diVino nos prepararon una cena de tapas callejeras (tal y como las denominó Alfredo Sanz, el sumiller reconvertido en cocinero por afición) con maridaje de Bodegas Comenge. La noche prometía.
Alfredo Sanz, Félix Tejeda (de diVino Vins) y Rafa Cuerda (de Bodegas Comenge)
Empezaron haciéndonos una breve explicación sobre cómo se iba a desarrollar el evento: Alfredo cocinaría en directo una muestra de la tapa que íbamos a consumir y Rafa explicaría el vino elegido para esa comida y sus características. Os adelanto que probamos dos vinos en exclusiva que hacía muy poquito que se habían puesto en el mercado. ¿Queréis que os cuente más? ¡Empezamos!
En primer lugar, probamos el Comenge Verdejo 2015, el único vino blanco que hace esta bodega. El plato elegido fueron unas alcachofas fritas con mayonesas de kimchi y wasabi. Platazo. Además de la buena pinta que podéis apreciar en la foto, las alcachofas estaban tiernas, muy sabrosas. La verdad que empezábamos la cena muy bien.
Seguimos con un plato muy fresco, perfecto para una ensalada de verano: legumbre de temporada con marea de verduritas y toque de cilantro. En este caso se hizo con garbanzos, pero Alfredo destacó que se puede realizar con cualquier legumbre, siempre que sea de temporada, al igual que las verduras. Rafa lo maridó con un Biberius 2014, viejo conocido de los que me leéis asiduamente.
El siguiente plato fue una tartaleta con salmorejo, langostino y taquitos de jamón serrano. Soy muy fan del salmorejo y la versión de Alfredo me encantó. Además, combinado con un Comenge Crianza 2013, que tuvimos el honor de probar en exclusiva, nos dejó muy buen sabor de boca.
Íbamos llegando a los vinos que más me gustan, y para probar el Familia Comenge Reserva 2011 Alfredo cocinó unas albóndigas de vaca vieja con patata frita y albahaca fresca. Muy buenas, ya sabéis que yo soy de carne.
El último plato, unas croquetas de bacalao noruego desalado sobre cama de guacamole texturizado, lo degustamos con el vino estrella de la bodega, Don Miguel 2011, que también probamos en exclusiva. Una maravilla, pocos vinos hay como este en el mercado.
Quizás para este vino yo esperaba otro tipo de tapa, pero en eso consiste abrir la mente en temas gastronómicos: muchas veces te sorprenden con elecciones que tú nunca hubieras considerado.
Y después de esta maravilla de cena, Mila nos deleitó con una de sus especialidades en cuanto a postres: la versión de la tarta de queso de diVino, a la que no hice foto, así que tendréis que pasar a probarla in situ.
Espero que hayáis disfrutado tanto esta gastroexperiencia como yo contándoosla, y que paséis unas buenas vacaciones de Semana Santa. El blog no para, y el viernes tendréis un nuevo vino. ¡Feliz miércoles!