El mes de enero fue el elegido para visitar las ruinas de Itálica, allá en Santiponce. Hicimos el viaje en el tren (maravillo compañero) y después nos desplazamos en taxi hasta la ciudad de Santiponce, donde curiosamente hacía una calor de mil demonios para este mes del invierno andaluz. El coche nos dejó en las mismas puertas de entrada a las ruinas y allí pudimos ver en tenderetes, recuerdos múltiples para llevarse de esta visita muy deseada desde hacía tiempo.
Recuerdo que mi primera visita fué en julio/79 y también recuerdo que aquel día estuve a punto de sufrir un pasmo debido al calor y precisamente recordando este hecho, programé esta segunda visita en un mes del invierno y en un día que lucía el sol; pero que normalmente está marcado por el fresquito propio de la estación: Aún así hacía calor.
En un tenderete no pude resistir la tentación
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