La nueva investigación ha revelado que incluir una pequeña cantidad de agua en la arena reduce en gran parte la fricción al deslizar las piedras, en aquel entonces se trataba de un pequeño/gran truco de los inteligentes ciudadanos egipcios, minimizando bastante la cantidad de trabajadores necesarios para mover cada bloque.
Por ejemplo, para hacer un castillo de arena en la playa, la arena debe ser humedecida y con la inclusión del agua en el proceso, los granos se unen y el castillo se mantiene en pie. Pues lo mismo ocurría al transportar las piedras de las Pirámides, al mojar la superficie de arena, la fricción se reduce, ya que los granos de arena se compactan, permitiendo movilizar cada pieza con más facilidad.
Esto se debe a que al añadir agua los granos de arena forman puentes líquidos, que actúan como una especie de pegamento, manteniendo la superficie rígida, lo que provoca la disminución del coeficiente de rozamiento entre la arena y el trineo.
La respuesta siempre estuvo ahí, en una pintura del mural situada en la tumba de Djehutihotep, podemos ver cómo un trabajador va vertiendo agua delante del trineo (en aquella época, los trineos no eran más que grandes tablas de madera con bordeadas hacia arriba), que transporta una gran estatua.
La utilización de estas técnicas para el transporte de material granular podría ser de gran interés ya que en la actualidad se estima que el movimiento de este tipo de material represente el 10 por ciento del consumo energético del mundo, según los investigadores.
Hasta aquí parece tener forma esa teoría ... pero quedan muchas preguntas y respuestas sin responder sobre otras pirámides esparcidas por todo el planeta en mitad de la nada en valles o junglas hechas por otras culturas y civilizaciones que nunca tuvieron contacto con los antiguos egipcios y sin embargo allí está su legado a lo enigmático, lo misterioso y desconocido.