No podía escribir este post de cualquier otra manera que no fuese con el estómago vacío. La toma de contacto con Santa Eulària des Riu (Ibiza) estaba planeada para la noche con una cena en un tailandés que teníamos fichado desde hace meses, pero el día para nada se presentó como esperábamos y terminamos buscando cualquier otro lugar a la hora de comer.
La mayoría de la gente nos indicaba la calle de los restaurantes que en realidad es el carrer de Sant Vicent, una calle peatonal de buen ambiente y muy cuqui repleta de locales de toda clase y para todos los bolsillos. Si vas a Santa Eulalia alguna vez (si visitas Ibiza deberías hacerlo) seguramente comas o cenes en algún local de esta calle. Así que como nos indicaba el nombre, fuimos allí a buscar otro lugar que no se saliese de nuestro presupuesto.
Y al entrar en esa encantadora calle donde cada local tenía su terraza, cada una con más personalidad que la anterior, se presentó ese momento tan dulce y delicioso cuando hay que elegir dónde vamos a comer. Justo enfrente teníamos la terraza del restaurante de comida hindú y nepalí, Kathmandú.
Restaurante Kathmandú
Bueno, no era tailandés pero seguía siendo algo diferente, el menú del día a 11 € sin bebidas (todos los días de la semana) estaba muy bien de precio y había la gente suficiente como para hacernos pensar que era un lugar de fiar así que nos aventuramos a leer ese menú que nos sonaba a indio en vez de a chino.
¿Dentro o fuera? La terraza ya invita a descubrir cómo es el interior. Mario siempre quiere terraza para poder fumar, y yo lo que me venga en gana. Esta vez el restaurante , tan colorido y acogedor, me pareció lo suficientemente bonito para sentarnos al fresquito del aire acondicionado, así que nos instalamos en una mesa y una camarera española nos entregó las cartas. El detalle de española lo digo porque nos vino muy bien a la hora de recomendarnos platos de la carta y su nivel de picante...
El restaurante es de dos hermanos nepalíes con más de 30 años de experiencia como cocineros por todo el mundo, lo que ya nos invita a probar sus exóticos platos. Además es muy buena elección para vegetarianos porque cuentan con una extensa carta libre de carne. Su identidad y auténtico ambiente hindú son algunas de las claves del éxito de este local.
Nuestra 1º experiencia hindú: Esto es más complicado de lo que parecía, de hecho no se si daré con la forma correcta de contaros la experiencia. La carta en español no nos ayudó mucho a la hora de elegir nuestro menú y no podíamos imaginar cómo era cada plato o qué sabor tendría, si nos gustaría o acabaríamos arrepentidos de comer aquí. Si conoces algunos platos tendrás más libertad a la hora de elegir. Clicando aquí podrás ver los platos que incluye el menú del día.
Nuestra desconocimiento nos hizo coger el camino fácil: de primeros: pollo, pollo y segundos: pollo y pollo, pues era lo único que entendíamos. A los pocos minutos nuestra camarera nos trae 2 salsas para acompañar: verduras súper picantes y crema de kiwi dulce para suavizar... ¿a qué acompañarían estas salsas?
Después la camarera nos trajo el naan, esas típicas tortas hindúes para acompañar las comidas; lo que para nosotros sería aquí un chusco de pan. Lo recomiendo para acompañar los platos con esos sabores tan fuertes, aunque se pague aparte. Volvió a salir la camarera con los primeros platos: una olor irreconocible a una mezcla de especias desconocidas pero que nos encantaba ¿a qué parte de la India estaríamos viajando? llegó el pollo tandoor y la pakora de pollo.
El tandoor lo veréis en todos los restaurantes hindúes. Es el nombre del horno con el que se cocinan muchos platos y les da su nombre. El pollo tandoor es un pollo asado marinado con ajo, jengibre, yogurt (muy típico también de la cocina hindú) y muchas hierbas aromáticas; estaba muy rico.
Yo elegí pakora de pollo: pakora es un tipo de rebozado hindú muy característico hecho con harina de garbanzos, ideal para celíacos porque no contiene gluten. Este plato era un poco soso para la explosión de sabores que nos esperábamos en este restaurante así que lo mezclé con las salsas del principio, la picante de verduras y dulce de kiwi ¡ahora si que estaba explosivamente bueno!
Y no he hablado de lo más importante y a lo que más solemos temer en los hindúes... ¡el picante! yo creo que Mario y yo somos adictos... lo pasamos realmente mal pero aun así nos empeñamos. De todo lo que habíamos probado hasta ahora lo más picante era la salsa de verduras, pero picante de verdad, picante del que hacen llorar y tirar fuego por la boca. Comer algo ligeramente picante como era mi pollo rebozado era como un alivio para el paladar, pero ya no había descanso; nuestro estómago estaba preparado para todo.
Después vinieron los segundos acompañados de un arroz aromático: pollo korma y al curry. El pollo al curry hindú ya lo conoceréis. Nosotros también lo habíamos probado en algún crucero y flipamos con el picante, pero nos gustó tanto que ¿cómo no íbamos a probar el original?
Para mi, el mejor descubrimiento del día fue el pollo korma, hecho con leche de coco, frutos secos y muchas especias. La leche de coco no la había probado nunca así que era un sabor totalmente desconocido pero estaba delicioso. Era un plato picantemente dulce, y acompañado del arroz aromático y picante fue lo que más me gustó del menú. Bueno, el pollo rebozado con las salsas del principio también jijiji. A todo esto yo ya iba por el tercer pañuelo de mocos... ¿sabías que el picante, a parte de hacer llorar a la cebolla también despeja las fosas nasales?
Segundos platos de nuestro menú
Mario haciéndose el duro con el picante
Como el picante es tan saciante y el menú del día tan completo, sobró comida por todas partes. Para colmo este menú no nos dio ninguna tregua. Necesitábamos comer algo no picante, pero estaba todo tan rico que nada más salir de allí queríamos volver a entrar (a pesar de ir con la barriga llena).
Terminamos la comida con el postre; un helado casero de mango ¡y me encanta el mango! así que fue mi postre ideal. Estaba muy sabroso aunque excesivamente congelado. No podía ni clavar la cuchara porque patinaba por el plato. El precio de toda esta comilona, o mejor dicho experiencia, fue de 15 € cada uno (Mario repitió cerveza). Nada mal no?? si te dejas caer por Santa Eulalia y eres de probar cosas nuevas lo recomiendo totalmente. También puedes pedir cualquier plato sin picante si no lo toleras o si no comes carne hay gran variedad de platos vegetarianos. Mario y yo le ponemos un 10 y estamos deseando repetir en un hindú, como mínimo, igual de bueno que este. Y ustedes, han comido alguna vez en un restaurante hindú? que tal la experiencia? :) nos leemos soon!
INFORMACIÓN
Horarios: de 12:00 del medio día a 00:00 por la noche.
Dirección: Carrer de Sant Vicent, 49. Santa Eulalia (Ibiza)
La carta: menú del día (el nuestro) 1095 € o la carta
Teléfono: 971 33 96 35
Contacto: teléfono o desde la web
www.kathmanduibiza.com
Hay una gran variedad de platos para vegetarianos y puedes pedir tu comida sin picante
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