Sinopsis: Una paradoja (del griego parádoxa) es una proposición en apariencia verdadera que conlleva una contradicción lógica o una situación que va en contra del sentido común.
Glasgow, año 2000. El joven Andy Telfer despierta en su apartamento de Renfield Street enfrentado a dos enigmas casi irresolubles. A su lado duerme una joven galesa que parece venir del pasado, al menos así lo atestiguan su vestido de época y su documentación. El otro enigma hace referencia al viejo manuscrito que sostiene ante él un misterioso agente literario llamado Edgar Grainger: el texto contiene el primer capítulo de una novela, al parecer escrita por el propio Telfer y protagonizada por la joven que yace a su lado, Sarah Aveling.
En Paradoja en Renfield Street se dan cita las criaturas más extraordinarias del folclore escocés, hindú y japonés. Una novela de terror esotérico y alteraciones temporales que abarca más de doscientos años, se sitúa en varios continentes y atraviesa portales a otros mundos que la literatura no había mostrado hasta la fecha.
Reseña:
Un momento, que acabo de limpiarme el polvo del camino. Menudo viaje, amigos! Y es que desde que empecé Paradoja en Renfield Street no he parado de viajar. Aunque la historia empezó en el apartamento de Andy Telfer, rápidamente la acción se trasladó por las calles de la ciudad luchando contra seres demoníacos y conociendo a los que serian los miembros de la Orden del Trísquel, para tratar de poner fin al caos ocasionado por un misterioso cetro dotado de poderes místicos. Sin querer entrar en más detalles, pues ya sabéis que no soy amiga de los spoiler en mis reseñas, creo conveniente señalar que el viaje no estuvo exento de peligros. Tiroteos, luchas a espada, persecuciones en todo tipo de vehiculos, seres demoníacos, pero sin perder en momento la oportunidad de recitar un poema o contar una buena historia.
Lluís Rueda consigue crear una historia formada de otras muchas historias y, sin cetro de Indra de por medio, que todas ellas te resulten interesantes. La acción apenas se interrumpe y tampoco te apabulla (aunque reconozco que al principio me sentía un poco como Sarah Aveling, algo perdida y desubicada) la novela te absorbe de tal manera que durante sus casi 600 páginas, yo misma me sentí un poco miembro de la Orden del Trísquel.
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