Este tipo de libros con tanta presión mediática detrás los cojo con las expectativas bajitas, pero con ganas de conocer la historia que esconden sus páginas, aunque al recomendada por el mismo Stephen King ya tenía cierta curiosidad.
Hablemos un poco sobre el argumento. Rachel es una mujer alcohólica, destrozada por su fracaso matrimonial y laboral. Pese haber perdido su empleo viaja a Londres cada día en los mismos trenes, ocultando la verdad a su compañera de piso para mantener las apariencias.
Cada día en su recorrido pasa por delante de la que era su casa, en la que vive su ex marido Tom con Anna y su hija Evie. Teniendo en cuenta que Tom dejó a Rachel por Anna, no le es muy agradable pasar cada día por allí y ver retazos de esa felicidad que le fue negada. Por tanto, cuando el tren para en un semáforo, detiene su vista en una de las casas vecinas: la de una pareja que parece genuinamente feliz: la de Jess y Jason, como ella les llama. Les ve tomando el café en la terraza e imagina sus vidas. En realidad, se llaman Megan y Scott. Y un día, Rachel ve algo en su viaje en el tren que despierta sus sospechas. Y cuando se entera de que Megan ha desaparecido, resolver su misterio se convierte en una meta en la que poner su empeño.
A través de los personajes femeninos de esta historia (Rachel, Anna y la propia Megan) iremos siguiendo cronológicamente los hechos y sus distintos puntos de vista para conocer qué ocurrió aquel día.
La chica del tren tiene algo que te atrapa. La autora te sube a ti también en el tren y el destino es conocer el paradero de Megan, y evidentemente no quieres bajar hasta tu destino. Aunque la estructura al principio desconcierta un poco (presente/pasado) al principio de cada capítulo de personaje nos indica la fecha de los hechos que estamos leyendo y rápidamente pillamos el ritmo. Y es que la novela también es rápida, bien hilada en general, aunque es cierto que no consigues empatizar especialmente con ninguno de los personajes, porque son de traca, especialmente Rachel, en la que parece que no puedas confiar ni un momento. Pero todas tienen su importancia, y aunque de un modo algo precipitado en ocasiones, llegamos al final con ganas y disfrutando del camino.
No estamos hablando de una gran obra maestra, pero si de una novela que os hará pasar un buen rato estas vacaciones.