Santiago Gil
Querido diario:
Quiero dar las gracias a la Editorial Siete Islas por este precioso ejemplar. Todo lector que se precie debería tener siempre en la mesita de noche al menos un libro de relatos.
Sinopsis:
La puerta de la jaula, cuando se abre, deja entrar y salir historias todo el rato. Nuestra mente vuela lejos cuando leemos, como esos pájaros que se pierden en el horizonte cuando los dejan libres y no tienen que volver a mirar la vida entre las rejas.
Las palabras inventan historias. Donde no hay nada, en ese vacío de la página en blanco, aparecen personajes, playas, ciudades desconocidas o esa extraña sensación de que lo que leemos se parece a un sueño olvidado.
Atrévete a leer estos 138 microrrelatos que te invitan a un viaje lejano por tus adentros.
Atrévete a abrir la puerta de esta jaula y a perderte en estas pequeñas historias soñadas en algún lugar del tiempo.Valoro muchísimo los microrrelatos porque encierran muchísimo contenido y sobre todo emociones en muy pocas frases. Yo misma he participado en concursos de microrrelatos por lo que entiendo no solo la dificultad que tienen al ser escritos sino la belleza que engloban al ser leídos. Siempre debemos tener al menos un libro de relatos a medias en algún lugar muy a mano para deleitarnos con un párrafo que nos haga sentir.
El mismo título tiene un gran significado pues las obligaciones son esas jaulas que nos mantienen encerrados, por eso al tiempo de ocio se le llama tiempo libre, porque es cuando realmente hacemos aquéllo que elegimos. A veces esas jaulas son algo físico como una oficia y otras muchísimas veces son ficticias, mentales, creadas por nosotros mismos que nos encerramos por diversas razones.
Lo importante es hacer caso a esa voz interior que está deseando salir y abrirle la puerta cuando más lo necesita y otras veces simplemente porque sí. Así es este conjunto de relatos, variado y muy completo, en el que unos son profundos y emotivos mientras que otros te sacan una sonrisa.
Voy a dejar por aquí el microrrelato que le da título al libro para que tengáis un ejemplo de lo que os vais a encontrar en su interior:
La sensación era extraña, como si le llevaran de un lado para otro dentro de una jaula. Cambiaba de ciudad, se había divorciado y había dejado el trabajo, pero en aquel avión se sentía como esos pájaros que retiran de los patios cuando llueve. Cerró los ojos y cuando durmió soñó que tenía alas. Luego se despertó y vio a aquella mujer a su lado. Se había cambiado de asiento durante el vuelo. Era ella la que había movido su jaula y la que estaba abriendo en ese momento la puerta pequeña por la que iba a escaparse mirando hacia el azul interminable de sus ojos. Me gusta que en cada relato haya una pizca de libertad, en unos muy evidente y en otros bastante escondida, a veces con rabia, otras con anhelo. En ocasiones sientes que tú también has vivido esos momentos pero después vuelves a leer y te das cuenta de que son más de cien momentos de vidas que se van a quedar plasmadas entre las páginas de un libro, reales o ficticias ahí están para nuestro deleite.
Siento como si el escritor fuera uno de esos pintores que deambulan por la calle observando a las personas sin ser visto, de vez en cuando se queda mirando a una pareja, un niño, una familia o una joven y plasma con sus palabras la estampa que le ha llamado tanto la atención, así tendría un álbum de imágenes, así tiene un conjunto de microrrelatos. Mil gracias al autor por haber escrito cada uno de estos pequeños momentos, sé que suponen muchos años de emociones codificadas en palabras.
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