El libro empieza francamente bien: a Pedro le coges cariño enseguida, empatizas con su madre, que se desloma a trabajar y deja al niño solo prácticamente todo el día, hasta te cae bien el único amigo de Pedro.
La historia básicamente es la siguiente: Pedro tiene diez años, y aunque su madre se lo tiene prohibido, le gusta ir a jugar al río. Un día encuentra elefante escapado de un circo y nace una amistad de lo más peculiar.
El libro falla en que pretende ser un cuento pero no es creíble, me explico. Es absolutamente fantasioso que un elefante se escape, esté varios días en el río (donde pasa gente, juegan niños, incluso barcas) y de casualidad Pedro le escuche y le encuentre. Pero es todavía más increíble que el niño se de cuenta de que el elefante allí no puede estar y se lo lleva de paseo de aquí para allá, sin que les vea nadie. Que estamos hablando de un elefante, no de un perro. Y si intenta hacernos ver que los adultos no hacen caso de los niños, error, porque al niño le ve todo el mundo. Todo esto que digo no sería un problema si no fuera porque el niño empeora su actitud frente a su madre cuando ella no le cree al contarle que ha encontrado un elefante. Miente, roba a su madre (sabiendo lo mal de dinero que están) y se escapa de casa a ver su amigo. Vamos, que da la sensación de que este encuentro servirá para unirles y todavía crea una barrera más grande.
Aún así, como digo, empieza bien: conoce al elefante, le cuida, el elefante le hace caso... es como muy idílico todo, hasta que llega el momento en que todo se descubre, y aquí empieza el trozo aburrido del libro, y todavía más inconcecible: toda la parte de final es rocambolesca, y sin tener en cuenta el final, que parece que el autor no sabía como quitarse el embolado de encima y se marca un final de aquellos que dices... ¿Será capaz? Pues si, lo es.
Quizás está mal vendida como historia para adultos y hubiera sido más apropiado un público más juvenil, más dado a creerse esta historia y aceptar el final sin pensar que todo ha sido un timo, pero desde luego, se queda en un intento.