La isla
Traductor: Floreal Mazia
Editorial: Edhasa
Páginas: 400
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788435018616 Sinopsis
Pala, una pequeña isla del Pacífico cercana a la India, ignorada en general por el resto del mundo (por sus vecinos, que ven con ávidos ojos los inexplotados recursos naturales, especialmente petrolíferos, del lugar), esconde entre sus junglas y montañas a la que probablemente sea la más curiosa comunidad humana del mundo: una nación que se ha propuesto firmemente alcanzar la felicidad usando todos los medios a su alcance.
Allí arriba, accidentado y malherido, Will Farnaby, un periodista occidental de misteriosas intenciones y aún más oscuros patrocinadores. Su escepticismo, rallano en lo cínico, respecto a las cosas de las que es testigo en la isla, le llevarán en última instancia a enfrentarse a su pasado y a la propia configuración de su yo a medida que se adentra en la cultura y costumbres de los isleños.
Reseña
Una novela-ensayo inteligente, poderosa, que llama a profundas reflexiones.
Resulta cuanto menos curioso que la existencia literaria de Aldous Huxley, quizá uno de los autores más ricos e interesantes del siglo XX, se haya resumido en el imaginario popular a un único título: Un mundo feliz.
Ciertamente, esta novela ameritaría por sí sola una gran fama por lo acertado (profético, dirían algunos) de sus hipótesis acerca de los mecanismos de control y ordenación social de un imaginario Estado totalitario y tecnocrático. El peso exacerbado de este título muchas veces eclipsa a su propio autor, un intelectual de saber casi enciclopédico y mente notablemente abierta y curiosa, que destacó como viajero incansable, filósofo y, por supuesto, literato. Quisiera pues romper una lanza por el resto de su obra, y qué mejor que empezar por La isla, su última obra de ficción, muy conectada como veremos a la ya mencionada Un mundo feliz.
Y es que, mientras que Un mundo feliz es esencialmente una distopía, La isla usa de forma magistral los elementos distintivos aparecidos en ella para subvertirlos y usarlos como base para una fantástica utopía. La sociedad palanesa se nos presenta como un pináculo de perfección: combinando ciencia occidental, misticismo oriental y retazos de filosofías de allende el globo, sus habitantes han creado un entramado social, económico y político realmente humanista, en que es el ser humano, su prosperidad y felicidad, el fin último de todo.
Bien es cierto que el autor hace uso de ciertos puntos bastante discutibles para justificar algunas de las bondades de su utopía, como pueda ser una ciencia médica basada en la hipnosis y autosugestión claramente irreal. Sin embargo, otros puntos, aunque polémicos, brillan por su osado despliegue y defensa: el uso de la moksha, una droga psicotrópica usada con fines iluminativos en las ceremonias religiosas isleñas (hay que recordar que Huxley experimentó con esta clase de sustancias él mismo, como demuestran sus ensayos Las puertas de la percepción y Cielo e infierno); la destrucción del concepto de familia nuclear, siendo los infantes criados en comunas multifamiliares para así evitar contagiarse de las neurosis y prejuicios de sus padres biológicos; la discusión abierta e inteligente sobre el sexo, viéndolo como una forma más de socialización (sometida, eso sí, a un férreo control de la natalidad); o la no-industrialización voluntaria de ciertos sectores económicos que podrían dañar el espíritu humanista de la isla.
Nos encontramos, en definitiva, ante un ensayo filosófico ficcionado a modo de novela, en que las voces de los personajes sirven cual diálogo platónico para mostrar el pensamiento de Huxley acerca de lo que realmente debería ser visto como deseable y defendido en una sociedad en que el ser humano fuese medida y fin de todas las cosas, y no conceptos abstractos como el dinero o el progreso, que devienen en peligros si se los aliena y deshumaniza.
El narrador es el protagonista, Will Farnaby, en una suerte de monologo interno. La novela se centra en la interacción entre los personajes, aunque tiene pasajes (la descripción del ascenso al templo y la ceremonia de la moksha, o la presentación de la escuela y sus alrededores) en que la descripción del escenario se vuelve central.
Es un libro breve y bastante ágil, tiene la virtud de presentar conceptos complejos con gran sencillez, amenizándolos.
Contando también con una buena parte de crítica histórica acerca de los sucesos notables del siglo XX, La isla es quizá el antídoto que Huxley propone contra su propio veneno, el expuesto en Un mundo feliz y, sobre todo, en su ensayo Nueva visita a un mundo feliz, donde analiza también otras distopías como la de George Orwell en 1984.
En definitiva, estamos ante una obra tan conmovedora como reflexiva, en la que mediante las vivencias y pesares de su protagonista quizá acabemos por preguntarnos a nosotros mismos cuán cabal es la sociedad en que vivimos, y cuán felices podemos ser en ella.