Pero no hace falta gastarse tanto dinero en aviones ni perder tanto tiempo entre la ida y la vuelta. En Europa se puede disfrutar de otros destinos a la altura de Nueva York, o más si cabe.
París
Cuando Francia le dio a Estados Unidos la Estátua de la Libertad para que la pusieran en el puerto de Nueva York como símbolo visible de su recién conseguida independencia, se quedaron con una copia para ellos mismos. La versión francesa es idéntica a la americana, pero mucho más pequeña. Se puede ver a orillas del río Sena, en los jardines de Luxemburgo.París es una de las cunas culturales del mundo y el origen de la historia moderna y la cultura occidental. Desde el Arco del Triunfo y recorriendo los Campos Elíseos, podemos respirar la grandeza de los siglos pasados al contemplar el Gran Palacio, los jardines de las Tullerías, y la Plaza de la Concordia y el museo del Louvre. Al otro lado del Sena, pero vista desde cualquier punto de la ciudad, se levanta la Torre Eiffel. Una ocasión magnífica para ver una panorámica de la ciudad desde el símbolo de la arquitectura del hierro y uno de los monumentos más visitados de todo el mundo. Y en el mismo río, en una isleta, la Catedral de Notre-Dame.
En defintiva, se trata de una ciudad emblemática y con una gran variedad cultural para visitar con la pareja en una escapada romántica, o en familia para llevarnos un pedazo de la historia con nosotros.
Frankfurt
En Frankfurt la modernidad y la tradición se entremezclan. Tras la segunda Guerra Mundial tuvo que ser reconstruída, y desde entonces se ha convertido en una ciudad de contrastes donde diferentes culturas conviven en armonía.La vista de esta ciudad alemana no tiene nada que envidiar al skyline de Nueva York. Bajo la luz de la Luna y a bordo de un barco en el río Main, podemos contemplar el perfil de los rascacielos de Frankfurt como si se tratara de la bahía de Manhattan. De hecho, la Torre Millennium (en construcción) está pensada para ser el edificio más alto de Europa con 369 mentros, doce menos que el Empire State Building.
Ofrece experiencias únicas para ir en familia. El Museo de Ciencias Naturales alberga exposiciones de dinosaurios que seguro deleitan a los más pequeños. Otras estampas navideñas que se pueden disfrutar en Frankfurt son un paseo por el Jardín botánico de las Palmeras (de los parques más grandes en Alemania) y el zoo, uno de los más antiguos del mundo. Para un toque más cultural, hay multitud de museo entre los que destaca la antigua casa del poeta Goethe y el museo de arte que lleva su nombre. Y no nos podemos marchar sin degustar su gastronomía: salchicas enormes, codillo, patatas, y sobre todo, cerveza.
Estocolmo
Si las calles y parques nevados son uno de los encantos que tiene Nueva York en Navidad, en Suecia no se quedan atrás. La capital sueca está compuesta de varias islas y más de la mitad del territorio es agua, algo similar a lo que ocurre en Manhattan, donde el agua nunca queda a más de dos kilómetros de donde estés. El entrante que crea el mar en la ciudad evoca los míticos canales venecianos. Incluso se puede disfrutar de las vistas de la ciudad desde un restaurante panorámico ambientado como una gran góndola.Estocolmo es una alternativa a las grandes capitales masificadas. En ella es posible disfrutar de la amplia variedad de oferta cultural de cualquier capital europea, a la vez que disfrutamos de unos días relajados y alejados del estrés de la rutina. El Palacio Real, el Ayuntamiento y las expléndidas vistas de la ciudad vieja desde su torre, el museo de los premios Nobel, o disfrutar de un paseo en barco por las distintas islas son algunas de las posibilidades que encontrarán los turistas en esta ciudad.
Londres
Si lo que nos llama la atención es la posibilidad de mejorar el inglés y estar en una gran ciudad, Londres es nuestro destino. Cerca de ocho millones de personas, uno menos que en la gran manzana, conviven en una gigantesca red de metro, trenes e interminables avenidas.El museo de cera Madame Tussaud tiene un hueco tanto en Londres como en Nueva York, Hyde Park está más que a la altura de Central Park, como el puente de Londres con el puente de Brooklyn, Oxford Street está inundada de comercios para todos los bolsillos, y Picadilly Circus es como estar en un rincón de Trafalgar Square. Pero la capital británica tiene más de lo que podemos encontrar al otro lado del charco.
La democracia más antigua de Europa cuenta con el Palacio de Buckingham y con el de Westminster como pilares de su sociedad. Además, al lado de este último se encuentra el Big Ben. Todo esto se puede observar también desde lo alto del London Eye, una gran noria en la orilla del Támesis.
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