Sinopsis: El país de Arketta las llama las Chicas de la Buena suerte, pero saben que suerte es lo único que no tienen. Siendo niñas, las venden a las Casas de Bienvenida, donde les hacen una marca maldita. A partir de aquí, quedan atrapadas en una vida que no han elegido.
Cuando Clementine mata accidentalmente a un hombre, nuestras protagonistas lo arriesgarán todo en una huida hacia la libertad, la justicia y la venganza. Perseguidas por las fuerzas más peligrosas de Arketta, humanas e inhumanas, su única esperanza está en una leyenda que pasa de una chica a otra, una leyenda que solo puede creer la más joven y desesperada de todas las chicas.
Reseña: El título original de esta novela, catalogada como Young Adult, a partir de 14 años, es The Good Luck Girls. El por qué de algunas traducciones me vuelve loca. Sobre todo en casos como este, en el que el título original es absolutamente adecuado y la traducción, aunque resulta sugerente, es mucho menos efectiva.
Hace poquito hablábamos en el podcast dedicado a De brujas y gigantas, de cómo la literatura juvenil se diferencia de la adulta, sobre todo, en la ausencia de impostación. Las novelas dirigidas a un público más joven tienden a disfrazarse menos, a ser menos pretenciosas. La casa de las noches rotas cumple con esa regla al 100%.
Y mira que podría haberse convertido en un pastiche moralizante, pero no.
Veréis, La casa de las noches rotas es una novela del oeste, de aventuras, con atracos a mano armada, robo de diligencias, asaltos a bancos y descensos a minas abandonadas. Cuando la compré no tenía ni idea de que estaba llevándome a casa una de vaqueros y, si lo hubiera sabido, se habría quedado en la librería. No me gustan los vaqueros y no me gustan los piratas. Achacadlo a un número inabarcable de películas de sobremesa durante aquellos años en los que solo había dos cadenas de televisión. En fin. Mis cosas.
Pero no es solo una novela de acción. Sobre todo, es una novela para personas inquietas que habla de:
Capitalismo. Es maravilloso como al dinero se le llama brillo. No sé si en el original se usa la misma palabra, pero brillo es el sustantivo perfecto para referirse al dinero: eso tras lo que corremos como urracas y por lo que nos dejamos esclavizar.
Trata de mujeres. Las protagonistas son chicas jóvenes vendidas a prostíbulos por sus familias, que no encuentran otra solución para pagar su deuda.
Racismo y colonialismo: las familias están en deuda con los colonos, que han redefinido a los auténticos pobladores del país como sangre sucias.
Sororidad. A tope con la solidaridad entre mujeres en este libro. Las cinco protagonistas se ayudan incluso cuando no se quieren, porque se saben unidas por un destino injusto que deben combatir. Por ellas y por todas sus compañeras y por las niñas de la buena suerte del futuro.
La historia se cuenta a través del punto de vista de Aster, aunque ese no es su verdadero nombre. Las chicas de la buena suerte son privadas de su identidad como personas cuando se les cambia el nombre por el de una flor. Esa flor se les tatúa en el cuello y parte del rostro de tal manera que quedan marcadas para siempre, pues se trata de un tatuaje mágico que no se puede borrar. Además, se les extirpa el útero.
Aster es una postadolescente prostituida que comienza su viaje de la heroína llena de miedo y rencos y lo termina habiéndose librado de la mayor parte de ambas emociones. Y todo gracias a la ayuda de sus amigas, pero también de algunos hombres íntegros.
Os dejo los títulos que Charlotte Nicole Davis usó para documentarse, para que os hagáis una idea de hasta qué punto la representación femenina mola. Así como detalle: las mujeres dan puñetazos J
The half has never been told: slavery and the making of American Capitalism, de Edward E. Baptist.
Slavery by Another name: the re-enslavement of black Americans from the Civil War to World War II, de Douglas A. Blackmon.
Bury my heart at wounded knee: an Indian history of American West, de Dee Brown.
Wicked Women: notorious, mischivous and wayward ladies of the Old West, de Chris Ens.
Gateway to freedom: the hidden history of the underground railroad, de Eric Foner.
Sex trafficking: inside the business of modern slavery, de Siddarth Kara.
Girls like us: fighting for a world where girls are not for sale, an activist finds her calling and heals herself, de Rachel Lloyd.
Además de la acción, la ambientación es otro de sus puntos fuertes. Con elementos propios de un parque temático, crea un mundo poblado por fantasmas de varios tipos que acechan por las noches a los que solo se puede combatir con hierro y con un valiosísimo material: la teomita. Aullidos, persecuciones, heridas y escenarios oscuros pueblan cada capítulo e la novela. Si te gusta ese tipo de atmósfera, estás de enhorabuena.
Además, tiene magia. Una magia un poco cabrona al alcance de muy pocos, pero magia al fin y al cabo.
En resumen:
La casa de las noches rotas es una novela del oeste, de aventuras, llena de acción y también de reflexiones de las que hacen falta. Recomendada a partir de 14 años, pero recomendable para todas las edades. Yo la he leído encantada, he disfrutado un montón y me voy muy contenta con la idea de que cada vez hay más mujeres que escriben sobre mujeres desde una perspectiva luminosa pero en absoluto pazguata. Valoración: 3/5.