La ciudad de Esquel, tiene ritmo de pueblo grande. Si vas apenas pasado el mediodía encontrarás la mayoría de los negocios cerrados. No así la oficina de informes que tiene un horario bastante interesante, al menos en temporada alta.
Me interesó hacer base en Esquel, para poder conocer el Parque Nacional los Alerces (que contaré en otro capítulo).
Ahora quiero detenerme y comentarles lo vivido en las vías de La Trochita o El viejo Expreso Patagónico. Llegué a la estación temprano y pasadas las 9 de la mañana, apareció la locomotora que con un ruido inconfundible hizo que todas las miradas y fotos fueran a ella. La característica bocina y el vapor que salía de chimenea te remontaban al pasado (como película de lejano oeste).
A las 10.15 aproximadamente, con el ticket en mano, subí en el vagón que me correspondía (están numerados). Sus vagones bien conservados y puestos en valor, son muy parecidos a los de la época (varios originales). El tren comenzó a andar muy lentamente, a lo sumo a 25 Km por hora, pero la velocidad no importaba, ya estaba dentro de esta experiencia maravillosa.
Mientras las guías contaban un poco la historia de este tren, en los paso a nivel, los autos se detenían y nosotros desde adentro saludábamos y ellos tomaban fotos de la formación. La mayoría turistas, asombrados de tremendo hecho.
Wikipedia ; "la línea se ha convertido en un atractivo turístico a causa de su su trocha económica de 750 mm. y las locomotoras a vapor que recorren sus 402 km de longitud entre las localidades deIngeniero Jacobacci y Esquel. En 1998 fue declarado Monumento Histórico Nacional".
En la curva del huevo, se puede sacar una foto de toda la formación en funcionamiento, la mayoría de los turistas sacan aquí sus cabezas para tomarla.
Llegados a la estación Nahuel Pan, productores de la zona, venden comidas típicas y caseras. El lugar invita a tomar fotografías del tren y del entorno. El maquinista te da la posibilidad de tomar una foto dentro de la misma. Es mágico poder tocar los controles y ver cómo funciona esta máquina de más de 2 siglos. Luego se pueden ver maniobras de cómo se acomoda la locomotora para el regreso.
Media hora más tarde, el paseo ya emprende su regreso a Esquel. Una vez allí, se puede recorrer el museo de La Trochita, donde hay videos, folletos y elementos pertenecientes a antiguas formaciones que se conservan allí.
La experiencia de remotarse al pasado, vale mucho la pena si estás en esta ciudad patagónica.
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