Borja Cobeaga (1977) comenzó estudiando Comunicación Audiovisual, continuó licenciándose y, tras una etapa de trabajo en televisión compaginada con la realización de algunos cortometrajes, terminó por rodar tres películas como director, además de trabajar como guionista en cintas de éxito (véase Ocho apellidos vascos, estrenada este año). Esto solo puede significar una cosa para los que estudiamos esto, y que puede afirmarse con la cabeza bien alta: Sí, hay esperanza. Claro que la hay.
El tercer film de Cobeaga hasta la fecha, de título Negociador, es el que aquí nos ocupa. Como el propio director reconoce, su nueva película sigue la línea de La primera vez y Éramos pocos, sus dos cortometrajes por excelencia, alejándose en esta ocasión del humor esperpéntico y referencial de sus dos anteriores films, Pagafantasy No controles (ambos, sobre todo el primero, muy disfrutables en su estilo, todo sea dicho).
En este caso, Cobeaga cuenta una historia pequeña contenida dentro de otra mucho más grande. Negociador narra las negociaciones entre ETA y el gobierno español atendiendo a los pequeños detalles, tan significativos a la hora de resolver o no el conflicto; de esta forma, el director crea de cero a sus personajes, partiendo de una planteamiento real pero formulando una situación de su propia invención: Manu, un político vasco, tendrá que negociar (o "dialogar", como se prefiera), en representación del gobierno español, con un interlocutor de ETA, teniendo los pequeños entresijos de su relación personal más peso del que podían imaginarse.
El director hace uso de un estilo sobrio, alejado de sus dos anteriores largometrajes, respetando pulcramente los tiempos y cuidando el ritmo y el tono a lo largo de todo el metraje, elementos con los que ha conformado finalmente una obra serena, melancólica y de un atractivo visual innegable. Especial mención requiere el papel principal, a cargo de Ramón Barea, que borda un personaje bonachón, fuera de su sitio, que tan solo quiere (y necesita) que "todo vaya bien".
En una sola frase: El largometraje más sobrio y personal de Cobeaga hasta la fecha.Pelayo Sánchez