Un paseo de fantasías en torno al Monumento Natural de Las Tuerces
Túnel natural de acceso a la parte superior del cañón de La Horadada, con el río Pisuerga al fondo. Monumento Natural de Las Tuerces. Palencia. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
© Texto, vídeo y fotografías: Javier Prieto Gallego
Me da por pensar que si existieran los gigantes y, por lo que fuera, un día va uno descalzo y pisa una tarta de merengue, al levantar el pie lo que quedara sobre la tarta sería algo parecido a lo que uno percibe cuando se pierde durante un rato por el laberíntico paisaje de Las Tuerces: un caos rocoso repleto de paredones relamidos, columnas, cárcavas, agujeros por doquier, cornisas, callejones sin y con salida, plazoletas, hoyos, cortados, torres, pingajos pétreos de las más variadas formas... y hasta una mesa monolítica y solitaria con nombre propio: Peña Mesa, auténtico emblema de este Monumento Natural. Espacio que para los geogólogos viene a ser como un vademécum en el que encontrar ejemplos de las más variadas formas producidas por la erosión y para el resto de los mortales una oportunidad como pocas de perderse en el país de Alicia.
Vídeo del reportaje sobre el Monumento Natural de Las Tuerces. Palencia. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Porque eso es, más o menos, lo que hay que hacer al alcanzar esta meseta rocosa tan particular: perderse -al menos durante un rato-. Cosa, por otro lado, más bien fácil. Una vez arriba no hay caminos definidos, salvo el que la atraviesa de lado a lado, y lo que pide el cuerpo -pero sobretodo la mente-, es vagar sin rumbo fijo. Dejarse llevar de un callejón al siguiente. Trepar hasta lo alto de un murallón para descubrir que del otro lado se abre un círculo casi perfecto al que es imposible descender. Traspasar arcos que son como los ojales de una prenda. Gatear por la cornisa de un paredón como funambulistas sin red. Si se tiene suerte y la experiencia se disfruta en solitario es como perderse en una ciudad a la que la maldición del tiempo hubiera convertido en roca y a ti en su único habitante.
Peña Mesa (1.071 m) es la máxima altitud de Las Tuerces. Su forma tan más característica la convierte en un auténtico emblema de este espacio. Monumento Natural de Las Tuerces. Palencia. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Claro que para los geólogos, que tienen una imaginación mucho más desarrollada y pueden ver con facilidad lo que hubo y lo que pudo haber hace miles de millones de años Las Tuerces es una cosa mucho más atractiva y sugerente, si cabe. Ellos, con toda propiedad, hablan de "un sinclinal colgado del Cretácico, formado por los términos carbonatados de edad Santoniense, en su mayoría calizas y margas. El diaclasado y la diferente cementación que presentan los materiales han producido una interesante y vistosa erosión, originada por los procesos cársticos y los agentes meteorológicos", tal como se describe a este espacio en la "Guía de la reserva geológica de las Loras". De hecho, una buena parte del paseo aparece adobada sobre el terreno con un reguero de paneles de intención didáctica, pertenecientes a la ruta "La escalera del tiempo", una de las propuestas senderistas señalizadas en el entorno de este espacio comprendido, a su vez, en la Reserva Geológica de Las Loras. Esa ruta, en concreto, arranca en la localidad palentina de Villaescusa de las Torres y a través de sus seis paneles va mostrando, a medida que se asciende hasta lo alto de la meseta de Las Tuerces, los sucesivos fenómenos geológicos desarrollados a lo largo de millones de años que dieron como resultado el paisaje que se recorre.
Así, poco a poco, con el mismo ansia con el que uno recupera el resuello al que obliga lo empinado de la cuesta, se va comprendiendo, mal que bien, que lo que ahora es empinado y rocoso en otro tiempo bien bien lejano, pongamos 215 millones de años, que es la edad de las rocas más antiguas de por aquí, era una zona interfluvial surcada por enormes corrientes de agua que se entrelazaban y convergían como un sistema arterial. En un momento dado, y como consecuencia de enormes cataclismos que hundieron unos terrenos y elevaron otros, el mar llegó hasta aquí para inundarlo todo.
El desgaste sobre algunas peñas sugieren la forma de gigantescos animales. Monumento Natural de Las Tuerces. Palencia. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Una de las consecuencias de esa gigantesca inundación fue la acumulación de una gran cantidad de sedimentos en el fondo de aquel mar y que, a la postre, acabaron por convertirse en rocas, entre ellas las abundantes calizas de origen sedimentario tan presentes en este entorno. Tras la retirada del mar y la elevación de los terrenos llegó el momento en el que el agua y el aire comenzaron a ejercer su función moldeadora por efecto de la erosión. Entre esos efectos erosivos destaca uno sobre los demás, el que ejerce el agua cuando se combina con el CO2 de la atmósfera y que tiene la virtud de disolver la roca caliza como si fuera una aspirina. A su acción se la denomina erosión kárstica y es el origen de las numerosas cavidades que albergan los macizos montañosos en los que abunda este tipo de roca. También lo es de la mayor parte del moldeado que se observa en un simple paseo por la meseta rocosa de Las Tuerces. La diferente resistencia que tienen las rocas en unas u otras zonas, según su composición y exposición a los elementos, son las responsables de que en unas zonas la roca perdure mientras que en otras dé paso a cavidades y agujeros, dibuje puentes naturales o deje plantada sobre el paisaje una mesa que parece puesta para que se siente a ella el gigante Pantagruel.
A pie hasta Las Tuerces
Puestos a proponer un paseo de disfrute por este sugestivo paraje merece la pena hacerlo desde la cercana localidad de Mave. Se da así la oportunidad de acercarse también a otro paraje de excepción, el espectacular cañón de La Horadada, relacionado en lo geológico con todo lo visto en Las Tuerces. Desde esta localidad se arrancó hace ya algunos años el paseo señalizado hasta Las Tuerces marcando el trayecto con flechas y trazos de pintura roja. Son los mismos que ahora, ya muy desvaídos, servirán para llegar desde Mave hasta Villaescusa de las Torres. Desde Villaescusa hasta Las Tuerces el rastro que se sigue, mucho más marcado y claro, es de "La escalera del tiempo".
El río Pisuerga y el cañón de La Horadada, en el Monumento Natural de Las Tuerces. Palencia. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Para arrancarse hay que salir de Mave hacia La Rebolleda, girar en el cruce unos pocos metros a la derecha, cruzar la carretera y enfilar por el camino que conduce hasta la antigua central hidroeléctrica de La Horadada, justo al inicio del cañón. Al llegar a su altura el camino se convierte en una senda que la bordea por arriba y se sube a una cornisa pétrea. Es la antesala que precede al gran agujero por el que se pasa a la parte alta del cañón: el túnel natural que evidencia por qué este cañón se llama como se llama. No hay mejor entrada al mundo mágico de la erosión y sus formas.
Desde él el paseo sigue una marcada senda en la que apenas se perciben los rastros de la pintura roja. Baste decir que el itinerario corre por la parte alta del desfiladero pero a una cierta distancia del borde, lo que no impide acercarse a él -por supuesto, con todas las precauciones del mundo- para disfrutar de un vértigo al que tampoco debieron de ser ajenos los pobladores prehistóricos que habitaron algunas de las cavidades de este entorno. En no pocas de ellas se han encontrado restos que abarcan desde el Paleolítico Medio y la Edad de Bronce hasta la Edad Media. De hecho, en la meseta rocosa cuyos bordes se asoman al río desde la otra orilla del cañón se extiende Monte Cildá, un importante emplazamiento cántabro posteriormente colonizado por Roma.
Central hidroeléctrica de La Horadada. Monumento Natural de Las Tuerces. Palencia. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
El paseo hacia Las Tuerces prosigue bordeando el cañón con una minúscula mancha de robles melojos como principal referencia. Un poco por detrás de ella hay que buscar las rodadas de vehículo que enseguida se convierten en un camino. Este aleja ya de los cortados para dirigirse hacia Villaescusa de las Torres, tras desembocar en una pista agrícola mucho más marcada y tomarla hacia la izquierda.
Es la misma pista de tierra que, ya en Villaescusa, pasa por debajo de su cementerio. Un poco más adelante se ve ya la señalización del espacio natural. Desde ahí hasta lo más alto se suceden los paneles pertenecientes a "La escalera del tiempo". Una escalera de millones de años que, en términos más humanos que geológicos, viene a recorrerse, no obstante, en unos 30 minutos de esforzada subida.
Efectos de la erosión en el Monumento Natural de Las Tuerces. Palencia. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
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EN MARCHA. El espacio natural de Las Tuerces se localiza al norte de la provincia de Palencia, cerca de Aguilar de Campoo y junto a la localidad de Villaescusa de las Torres.
EL PASEO. La subida a pie a este paraje natural puede realizarse desde Villaescusa de las Torres siguiendo la señalización de la ruta "La escalera del tiempo" en unos 30 minutos. Más interesante resulta hacerlo desde la localidad de Mave a través del cañón de La Horadada. En este caso el recorrido entre Mave y lo alto de Las Tuerces es de 6 kilómetros que pueden hacerse en unas 2,5 horas. El regreso se realiza por el mismo sitio. Entre Mave y Villaescusa de las Torres existen restos de señalización del itinerario con pintura roja.
TRACK. Puedes descargarte aquí el track para el gps.
DIFICULTAD. Todo el recorrido requiere de la precaución lógica de caminar por un terreno en el que abundan los agujeros y desniveles considerables. Es imprescindible un calzado de montaña. Se aconseja evitar transitarlo con el suelo mojado.
QUÉ MÁS. Una excelente forma de completar este recorrido es visitando los cercanos enclaves de Covalagua, la Cueva de los Franceses y el mirador de Valcabado.
Mapa del paseo
Y tú ¿has realizado ya este recorrido? ¿Conoces otros rincones en los que la erosión haya marcado de una manera tan fascinante el paisaje?
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