Estaba ahí sola ante el peligro. Y con peligro me refiero a la cafetería que hay al lado de gym, porque yo había desayunado, pero bueno, un algo me habría comido (algo ligerito, el típico chocolate con churros de rigor antes de ir al gimnasio). Al final me decidí a entrar al gimnasio, pero pensé «Le espero en recepción tranquilamente». Fui haciendo avances y 5 minutos después ya estaba en el vestuario
La verdad es que no sé qué esperaba encontrar allí así que no sé si me sorprendió ver tanto tío bueno junto. Que, a ver, tíos buenos había, buenos-bonísimos, pero también había chicos en proceso de; chicas (cuatro, aquello era un campo de nabos); hombres mayores, de estos del tipo osito, como muy grandotes y llenos de pelo (que al parecer estaban todos en el vestuario con Ro). Los había que iban de dos en dos, que iban solos y otros que hablaban de depilación. A VER, esto. Que estaba yo haciendo el MiniWOD correspondiente a mi tabla de aquel día con algunos ejercicios de las Fitsters (o sea: zancadas con peso, abdominales y plancha, porque ya que voy al gimnasio voy a dejarme el culo. A dejar el mío y a traerme el de Beyoncé, más concretamente) cuando se acercan dos chicos para hacer sus ejercicios juntos en las colchonetas. Como no había dos seguidas libres y yo estaba un poco en el medio a uno de ellos le pudo la presión:
?¿Pero cómo vamos a hacer los abdominales? ¡Si solo hay una colchoneta!
?Venga, si hemos compartido una cama cómo no vamos a caber en una colchoneta.A ver, yo esta información no la necesitaba, pero bueno, como a mí no me importaba les dije:
?Oye, podéis usar la mía, no me importa ponerme en la de al lado.Me dieron las gracias y mientras se tumbaban y demás tuvieron la siguiente conversación:
?Tío, ¿te has depilado? (Con el tipo de tono que pondrías si alguien te acabase de confesar una traición).
?Sí.
?Pero hace poco ¿no? (Mismo tono. Igual es que habían quedado para ir juntos y ahora tenía que ir solo el muchacho).
?Hace dos semanas.
?Ahm... Con cera ¿no?
?Sí.
?Oye pues luego me dices con cuál que me lo apunto y...El resto de la frase no la oí porque me dio la risa floja. Muy discreta, porque estaba haciendo abdominales y disimulo muy bien pero eso. Igual es la típica conversación de gimnasio, pero yo que sé, me pilló en el último empujón de la serie y no me pude contener. (Qué poco respeto, hombre, por favor, que una está intentando trabajar).
50 minutos de ejercicios después, decidí que ya podía ir a morir a otra parte, que tampoco era plan de desmayarse ahí en medio, y me fui a la ducha. Igual debería haber ido mentalizada pero es que de todo el proceso del gimnasio en lo único que no pensé fue en lo del vestuario. Yo llegué allí tranquilamente y mientras sacaba la toalla y demás me adelantó un chica totalmente desnuda, con su toalla en la mano hacia las duchas. La verdad es que no sé cómo pretendía ir yo a ducharme pero hasta ese momento no pensé que la gente en los gimnasios se ducha desnuda (allí y en todas partes, si es que hay que ser lerda) y toda junta. O sea junta no, pero eso, los que vayáis al gimnasio pues ya sabéis a lo que me refiero, vaya. El caso es que no estaba yo preparada para esto y mucho menos para el moreno perfecto de la tía esa, con su cuerpazo de gimnasio (que bien pensado, estando así de buena, qué menos que compartirlo con el mundo ¿no?). Es que no tenía ni la marca del tanga, POR FAVOR. Que claro, pasó por delante y me quedé un poco cohibida, no os voy a engañar, que a su lado parecía que estuviese enferma. Toda paliducha y con la cara como un tomate (porque esa es otra, el color que se me pone con el deporte es para verlo).
De hecho esta es una representación gráfica fiel de mi paso por el gimnasio:
Al final me duché, evidentemente, y salí de allí con la bolsa del gimnasio pesándome siete kilos más (que igual no, pero es lo que parecía) y casi sin sentir las piernas.
Mañana vuelvo.