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Bueno pues este era nuestro penúltimo desayuno allí. Ya se nos habían acabado los batidos y el bizcocho y tocaba salir a desayunar fuera. (Lo de desayunar batidos y bizcocho de casa claramente era una medida de ahorro pero ya teníamos excusa para salir a desayunar!) Además hoy dejábamos nuestro hostal querido para irnos nada más y nada menos que a un hotel de 4* también en la Gran Vía. Nos metimos por uno de los callejones de la Gran Vía y como me dijo mi madre: si un bar está lleno de gente es que es bueno (claro que siempre hay que ver qué clase de gente). Entramos en un bar muy... ¿típico? no se como describirlo. Había mucha gente de todas las edades y no parecían turistas y eso es buena señal, luz verde para entrar. Y desayunamos muy bien y barato. Si recordase el nombre del bar... porque está casi en la misma Gran Vía.
Después llegamos al hotel para instalarnos, hicimos un poco el mono por la habitación y luego seguimos el recorrido hacia el templo de Debod. Como toda la semana, hizo un día buenííísimo de sol y frío. Aun era fiesta por lo que toda la gente que había por la calle salía a pasear y ver cosas y había un ambiente tan bueno... Al llegar al templo de Debod estuvimos viendo la zona, los jardines y las vistas porque tiene un mirador desde donde se ve toda la Casa de Campo y las vistas son muy bonitas. Pasamos una buena mañana por allí porque repito... que hizo un día perfecto! Y yo no quería terminar la semana de vacaciones :(. Entramos a ver el templo por dentro que es un poco agobiante pero no deja de ser muy curioso. Además la entrada es gratuita.
Sin prisas estuvimos paseando por allí hasta la hora de comer y pusimos rumbo andando a La Tosta (Recuerdo: estaba en la Puerta del Sol) otra vez porque nos gustó tanto.... y esto fue lo que comimos:
"Tosta de solomillo de buey braseado sobre mermelada de cebolla al graten de salsa bearnesa"
No es que tengamos buena memoria, es que le hicimos una foto a la carta para poder copiar la receta jajaja. En serio, estaba riquííísima...
Por la tarde queríamos ir a ver la estación de Atocha y el monumento a las víctimas del 11M y después de comer fuimos del tirón (sin el descanso de la siesta) pero no tan del tirón. Enfrente del hotel Palace nos sentamos a tomarnos un café, en la Calle San Jerónimo.
Entramos en Atocha, nos dimos una vuelta por dentro y luego vimos el monumento que es... sencillamente emocionante. Al empezar a leer las frases de los familiares de las víctimas no pude evitar llorar y mucho. Es increíble y triste que la gente tuviese que llegar a escribir aquellas cosas por lo que pasó, por el atentado y está bien que ese monumento lo recuerde tan bien. Cuando salimos de Atocha ya casi era de noche pero aun era pronto así que decidimos entrar al Museo Reina Sofía que también día 8 era gratuíto. Pero fue tan improvisado y teníamos tan poco tiempo que pudimos ver muy poca cosa. Algunos cuadros de Dalí, obras de pintores desconocidos pero que me gustaron también, instalaciones... y cómo no, el Guernica de Picasso. Un museo muy diferente al Prado pero que por lo poco que vimos también merece unas cuantas horas largas de visita.
Al salir del museo vimos que aun era pronto, menos mal! y volvimos al hotel tranquilamente porque llevábamos todo el día andando, nos cruzamos Madrid de una punta a otra, tuvimos que coger un bus. Volvimos a cenar en el mejicano Tako-Away del primer día en el hotel y ya no volvimos a salir; fue un día muuy intenso. Y hasta aquí nuestra última noche por nuestra queridiiisima Madrid. Yo ya me había hecho la idea de que la visita se había terminado.
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