Un ejercicio ambientado en la postguerra civil americana entre los estados del Sur y el Norte, conocida también como la guerra de secesión, de la que Ross ha escrito el guión basado en hechos reales, así reza al principio del film, con una historia de Leonard Hartman.
A lo largo de la historia del cine, películas que traten sobre la esclavitud, las hemos visto de todo tipo y con distintos enfoques, más o menos fidedignas a la realidad, pero con un mensaje muy símil.
La lista podría ser bastante extensa, no he visto ni una décima parte de las obras existentes. Por lo pronto mencionó tres ejemplos fáciles que me vienen a la mente; 12 años de esclavitud de Steve McQueen, Lo que el viento se llevó de Victor Fleming e incluso la genial y descerebrada visión sobre este tema en Django Unchained (Django desencadenado) de Quentin Tarantino, en común tienen que todas están bien realizadas.
La principal diferencia de la película de Ross, y su mayor atractivo, es que busca la mayor fidelidad con los hechos ocurridos. Su arranque, una encarnizada y feroz secuencia que recuerda levemente a Senderos de Gloria de Kubrick, es un preámbulo que puede llevar a sacar conclusiones equívocas.
El film se centra en la postguerra y las cuestiones políticas de la época, en la que la lucha en el campo de batalla se trasladó a las urnas, por la libertad de los afroamericanos y sus derechos, no solo como ciudadanos, sino, como seres humanos. Un aspecto del que la película saca el mayor provecho posible, aunque, algún tramo sea un poco denso, se relata muy bien con ayuda de enunciados.
Newton Knight (Matthew McConaughey) harto de luchar por los intereses de los más ricos, desertó y se alió con otros pequeños granjeros y esclavos locales, lideró un levantamiento que llevó al Condado de Jones en Mississippi a independizarse creando el Estado Libre de Jones. Su matrimonio con una antigua esclava, Rachel (Gugu Mbatha-Raw), y su posterior construcción de una comunidad interracial, distinguieron a Newton Knight como una luchadora y controvertida figura en el contexto de la Guerra Civil americana.
Ross ofrece una visión de los hechos con un toque hiperrealista y sin grandes artificios visuales. Sin perder el prisma del lenguaje cinematográfico, la película funciona más bien como documental en algunas partes, donde se utilizan imágenes y documentos reales para contrastar la veracidad de los hechos relatados en el film.
Ese gran cuota de realismo, lograda en parte por la caracterización de los personajes y sus escenarios, juega muy a favor en la ambientación y la credibilidad de la película, que es bastante alta. Sus personajes, incluso, los secundarios, rebosan naturalidad ante la cámara, ayudando mucho en dicho aspecto.
Sin embargo, el mencionado hiperrelismo del que hace gala el film, vuelve la película demasiado contemplativa consigo misma, sobre todo, en el tramo central.
No aburre, pero la historia no atrapa, al menos no todo lo que debiera.
Y para mí, eso afecta a la intensidad de nuestras emociones como espectadores. Funciona muy bien como documento gráfico y aporta una labor histórica sin tener que leer un libro, pero le falta sacar provecho a algunas de las secuencias que impriman algo más de ritmo al conjunto y, ende, un resultado mucho más memorable de lo que acaba siendo.
Cierto es, que los hechos no pueden, ni deben, alterarse o cambiarse, en una propuesta tan fidedigna como pretende ser Free State Of Jones (Los hombres libres de Jones). Eso no quita que no me haya gustado, pero no ha sido una película con una historia que me haya cautivado especialmente.
Está muy bien encontrada en aspectos técnicos a la vieja usanza en la que, aparentemente, no hay efectos digitales. Digo aparentemente, porque cada día cuesta más distinguir donde hay un croma, sobre todo, en la creación de escenarios.
El reparto se centra en la figura de Newton Knight, Moses y Rachel, interpretados con gran naturalidad por Matthew McConaughey (Dallas Buyers Club), Mahershala Ali (El curioso caso de Benjamin Button ), Gugu Mbatha-Raw (El destino de Júpiter). Aunque, Matthew es el que se hace con la película desde el minuto uno, gracias a su lograda y creíble caracterización, manteniendo una carga emocional encaminada hacia el drama más conservador, su interpretación está bastante acertada.
McConaughey ha interpretado algún papel interesante a lo largo de su carrera, véase, Contact o en Tropic Thunder. Pero cuando realmente dió un giro drástico a su carrera alejado de las comedias románticas, fue en 2010 con Killer Joe de William Friedkin.
A partir de ese momento, papeles tan notables y decrépitos como el de Ron Woodroof en Dallas Buyers Club o el Detective Rust Cohle en la serie True Detective.
Sin olvidar, la escueta pero divertida aparición del excéntrico agente de bolsa en El lobo de Wall Street de Martin Scorsese, han demostrado su gran talento como actor.
La melancólica banda sonora compuesta por Nicholas Britell (La gran apuesta) a golpe de piano mantiene ese tono contemplativo que he mencionado más arriba pero sin llegar a la intensidad emocional que promete el prólogo del film.
Una propuesta bastante interesante por parte de Ross en la que ha demostrado polivalencia y documentarse bien antes de llevar a cabo la propuesta. Además, de mano firme en aspectos técnicos bien elaborados. La lástima es que la película no contenga alguna escena realmente memorable.