La temperatura allí oscila entre los 45ºC y los 58ºC de temperatura y entre los 90% y los 100% de humedad, características que permiten que el ser humano sobreviva dentro de la cueva sólo unos minutos si no lleva el equipo apropiado.
Un descubrimiento espectacular
Este espectacular ejemplo de armonía cristalina estaba oculto en una montaña minera de Naica en el desierto mexicano de Chihuahua, situada a 300 metros por debajo de la superficie terrestre.
La cámara principal de la cueva contiene mega cristales de selenita (yeso, CaSO4·2 H2O) de dimensiones superiores a cualquier cristal de estas características descubierto con anterioridad. El cristal más grande de la cueva encontrado hasta la fecha es de 12 m de largo por 4 m de diámetro y 55 toneladas de peso.
Las paredes, y en especial el piso de la cueva, se ven salpicados de cristales aislados en forma de ?block?, que en ocasiones se agrupan para formar agregados paralelos y algunos se cruzan de lado a lado de la cueva.
Debajo de Naica existe un punto caliente volcánico que ha estado emitiendo calor, liberando minerales y creando los depósitos de metales de la mina desde hace millones de años. La cámara de cristales, que mide 35 metros de largo por 20 de ancho y tiene una altura media de unos ocho metros, estuvo siempre anegada por agua a alta temperatura y rica en los mismos minerales que forman los cristales de yeso.
Precisamente, la cueva salió a la luz en el año 2000 porque para explotar la mina se estaba drenando el subsuelo de Naica.
Cristales de un millón de años de antigüedad
Los gigantescos cristales de yeso que ocupan el interior de la cueva mexicana de Naica llevan creciendo hasta un millón de años, aunque a una velocidad increíblemente lenta, equivalente al grosor de un cabello cada 100 años y por tanto mucho más reducida que la de las estalactitas y estalagmitas.
El crecimiento de estas formaciones es tan lento que había sido casi imposible de medir. Sin embargo, gracias a un equipo hispano-japonés que diseñó un microscopio de alta sensibilidad se pudieron estudiar muestras de los cristales de la cueva. Este instrumento permitió estimar que algunos de los cristales de la cueva estuvieron creciendo durante cerca de un millón de años.
Después de años de estudio de la cueva y los cristales se ha demostrado que la humedad y la temperatura son las variables más importantes a controlar.
Los investigadores han analizado la reactividad del yeso a distintas temperaturas a las aguas subterráneas de las minas de Naica, que inundaron la Cueva de los Cristales durante todo el proceso de crecimiento y permitieron la formación de enormes selenitas.
Las pruebas hechas indican que los cristales empezaron a crecer cuando la temperatura bajó de 58 grados centígrados en un proceso muy lento próximo al equilibrio y dejaron de hacerlo a los 50 grados actuales. A 55 grados el microscopio reveló la velocidad mínima de crecimiento observada en cualquier cristal hasta ahora.
Las minas de Naica son ricas en plata, plomo y zinc, y en la actualidad se siguen explotando. Por eso ya no hay agua en la cueva y los cristales han parado de crecer, pero si algún día, cuando se deje de bombear el agua hacia el exterior y el agua vuelva a la sala, estos cristales de selenita continuarán creciendo.
Los cristales gigantes de Naica, los más grandes encontrados hasta la fecha, constituyen un patrimonio geológico único que es preciso estudiar para su conservación, por eso se ha decidido cubrir varias zonas.
De las cámaras que alojan estos cristales, únicamente la denominada "Cueva de los Cristales" está abierta al público. No se puede acceder a la cámara con formaciones de mayor tamaño, ya que su temperatura es sumamente elevada, misma razón por la que se ha hecho una investigación limitada.