Seguro que conoces esta mítica imagen de pinturas rupestres. Son las protagonistas de todos los libros de historia y sociales y es que para estar situadas en España, son posiblemente las cuevas más importantes y bonitas de toda la Prehistoria y su descubrimiento relata una historia muy curiosa. A mediados del siglo XIX, un cazador iba de caza con su perro cuando este quedó atrapado en una grieta entre las rocas al intentar alcanzar a su presa. La gruta que continuaba la grieta no supuso ninguna novedad puesto que en aquel terreno abundan las cuevas y grutas. Sin embargo el cazador, Modesto Cubillas, se lo comunicó a Marcelino Sanz de Sautuola, un aficionado en paleontologia que no dudó en pasearse por aquellas grutas en busca de algo que llamase su atención, pero no encontró nada. 11 años después (1879), el paleontólogo volvió acompañada de su hija de 8 años, auténtica descubridora de las pinturas. Fueron en busca de trozos de sílex y huesos cuando la niña se adentró en la gruta hasta llegar a una gran galería que tenía su bóveda cubierta de pinturas de animales. La niña volvió corriendo a contarle a su padre que había animales en las paredes. Sautuola quedó sin palabras mientras contemplaba aquel conjunto de pinturas perfectamente conservadas que envolvían la sala.
Sin embargo los ciéntificos y paleontólogos más expertos de Europa no aprobaron aquellas pinturas como prehistóricas y las calificaron como réplicas. Tal descubrimiento fue tan sorprendente que su reconocimiento paleolítico levantó una gran polémica y originó una gran desconfianza en los expertos respecto a los planteamientos de la Prehistoria en aquel momento.
Reconocer estas pinturas con miles y miles de años de antigüedad como arte supuso cambiar la historia establecida entonces que decía que el arte era símbolo de civilización y por tanto de las generaciones humanas más recientes. ¿Imaginas lo que supuso aquel descubrimiento? Sautuola murió antes de que fuesen consideradas como auténticas. A finales del siglo XIX, el descubrimiento de otras pinturas similares y objetos relacionados en otras grutas de Europa fueron avalando la autenticidad de Altamira.
Hace más de 13.000 años la entrada de la cueva se derrumbó quedando sellada su entrada, lo que permitió una conservación casi perfecta de las pinturas y grabados de su interior. La nave tiene aproximadamente unos 270 metros de profundidad y recoge cerca de unas 100 figuras pintadas y grabados usando los resaltos de la roca para dar el volumen a los animales. Los animales representados son jabalíes, caballos, ciervos... pero el animal que más se repite son sus famosos bisontes.
Las visitas al público de estas cuevas son muy restringidas. Desde Marzo del 2015 pueden visitar 5 personas a la semana las cuevas originales (antes de esta fecha solo podía contemplarse las réplicas en el museo de las Cuevas de Altamira). Las normas de protocolo son muy estrictas: vestimenta, iluminación, duración de la visita o recorrido entre otras normas. La selección se realiza entre los visitantes del museo los viernes de cada semana, aleatoriamente, y los participantes deben tener más de 16 años. Deben firmar unas condiciones aceptadas y así adquirir su privilegiado pase a las originales y fascinantes Cuevas de Altamira. Las personas que hayan tenido el placer son sin duda unas afortunadas; a mi me encantaría tener esa suerte... ¿y a vosotr@s? seguro que sacaríais vuestro lado más friki histórico en ese momento... ¡las Cuevas de Altamira no las ve cualquiera!
No te imaginas lo que disfrutaba en la universidad mientras la profesora nos contaba estas historias. Aun me pregunto si a lo mejor me equivoqué de carrera... espero que te haya resultado tan interesante como a mi! un beso!!
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