Soy emprendedora creativa hace cinco años. Fue un camino que decidí, desde el inicio, transitar en sociedad. Para mí, la mejor de las sociedades posible porque quien me acompaña es mi mejor amiga, la madrina de mi hijo y una de las personas en las que más confío. Y a pesar de la conciencia de los riesgos posibles para nuestro proyecto y nuestra amistad es una decisión de la cual ninguna de las dos renegó jamás. El éxito de nuestro empeño en común no radica precisamente en la similitud de aptitudes. No nos conocimos cursando un taller de decoración o en una clase de cocina mediterránea... Somos tan diferentes como se puede ser y creo que en ese diferencia -y en la franqueza con la cual podemos comunicarnos- radica la clave de una relación de negocios sana.
Sin embargo, en ocasiones, el emprendimiento creativo es una tarea solitaria que asumen mujeres con mucho talento en su materia, soñadoras e idealistas pero que carecen de la natural contrapartida de una mente práctica que observe objetivamente las acciones a realizar para que su proyecto personal (al cual me animo a aventurar quieren como a un hijo) funcione de manera redituable. Porque a diferencia de otros tipo de emprendimientos -como la maternidad, por ejemplo- tu proyecto creativo es en primera instancia un negocio que tiene que sustentarse económicamente para sobrevivir. Una emprendedora creativa tiene que crear pero también tiene que vender.
Crear es esencial pero también tenés que vender...
Es en este último aspecto en el cual aparecen las primeras fisuras en nuestros planes como artesanas que quieren emprenden, ya sea en línea o no. Porque ser creativa es parte de tu carácter pero tratar con proveedores, hacer presupuestos y finalmente lograr un acuerdo con los clientes es otro tema. Una cosa es crear y otra muy distinta vender. De esta observación, surge con mucha naturalidad la idea de que el emprendimiento creativo sustentable tiene que estar vertebrado con más cualidades que tu talento. Básicamente, se necesita anclarse en una tríada de capacidades o en tres facetas distintas de nuestra personalidad:
1- La idealista.
2- La realista.
3- La crítica.
La idealista es una soñadora que idea, fantasea y transforma en mundos imaginarios una mota de polvo. Tu soñadora es el alma del proyecto. Tiene las ideas locas y brillantes, las visualizaciones creativas y el espíritu liviano como para ver más allá de las paredes de la realidad. También es la más propensa a ser atacada por tu impostora interna y a tambalearse por la fuerza de alguna que otra racha de las circunstancias adversas. Pero ojo: es la que se levanta más rápido y con más ilusión también porque su espacio natural es el aire. El lugar donde puede soñar.
Un negocio sostenido por una idealista-soñadora es un negocio con pocas perspectivas de éxito más allá del primer empujón que puede darte tu creatividad. Podés discutirlo, dejar de leer el post, enojarte con mi afirmación. Pero la intuición -o la experiencia dolorida- te gritan que es es cierto. Porque la fantasía de vivir de tu talento artístico es tan acariciadora... pero la realidad te insinúa una y otra vez que para "vivir" de tu talento artístico tenés que vender. Este es el terreno de la realista, la que establece los planes prácticos y las estrategias de acción. Ella establece los pasos a dar para concretar el sueño más allá de las esferas de la imaginación de una soñadora porque piensa en procedimientos y alternativas. Es la que puede marcar uno a uno los hitos del camino a transitar porque tiene los pies en la tierra.
Finalmente, todo emprendimiento necesita la mirada incisiva para evolucionar, innovar y no perecer. Necesita una prospección de riesgos y de esa esencial previsión de problemas a resolver que a la soñadora le pasan por el moño y la realista está demasiado ocupada trazando estrategias presentes para ver. Escenario privilegiado de la crítica, que es capaz de vislumbrar las posibilidades que las otras apenas podrían imaginar. La crítica es una evaluadora minuciosa y no pasa por alto los detalles que pueden afectar las prospecciones a futuro. Es quien puede aportar la devolución o feedback del proceso de creación más allá de la belleza de su forma o la posibilidad de su concreción en el presente.
Es probable que vos sepas dónde estás situada en la tríada de las facetas emprendedoras. Es probable que cumplas con una o dos de las aristas de este triángulo de emprendimiento. Más difícil para emprendedoras creativas es cumplir simultáneamente y en un mismo cuerpo físico con las tres. Si no es así, rodearte de quienes tienen las características de las cuales caracés, siempre es una buena idea. O para quienes no quiero o no pueden establecer una sociedad, existe la posibilidad de "educarte" para que tu realista y tu crítica ganen un poco de terreno. Porque no necesito ser una crítica para preveer que tu área de comodidad está junto a la creativa, dándole forma estética a tu mundo.
Guía para fortalecer a tu soñadora, tu realista y tu crítica.
Para que hoy mismo inicies el proceso de reconocimiento de tu potencial y de esos puntos que deben ser apuntalados en tu proceso de creación, tomate cinco minutos para responder nueve sencillas preguntas que significan el primer paso para fortalecer tu emprendimiento creativo.
Para fortalecer a tu soñadora:
¿Qué te gustaría cambiar en tu emprendimiento?
¿Qué ideas te inspiran para crear?
¿Podés describir tu proceso de creación?
Para fortalecer a la realista:
¿Qué recursos necesito para hacer realidad mi proyecto (infrastructura, personal, dinero)?
¿Cuál es el plan de acción para iniciar el emprendimiento?
¿Cuáles son los obstáculos inmediatos que necesitarías enfrentar?
Para fortalecer a la crítica:
¿Qué hace diferente tu emprendimiento?
¿Quién es tu competencia?
¿Es rentable la relación entre los costos de producción y los costos de venta?
Sería muy útil que respondieras estas interrogantes por escrito, que detallaras todo lo que llega a tu mente en el momento de escribir sin cohibirte (ya tendrás tiempo de editar el contenido) y siendo totalmente franca con tus fortalezas y debilidades pensando únicamente en la forma de lograr que se concilien tu faceta creativa y apasionada con los cálculos de rentabilidad necesarios para proyectar un emprendimiento. Y si querés, suscribite al blog y seguí el desarrollo de este tema en las próximas semanas, para que fortalezcas todas las aristas, desterres a la impostora y finalmente tengas el emprendimiento que te merecés.