La capital de la Alsacia es Estrasburgo. La región se encuentra en el lado este de Francia, a lo largo del río Rin, frontera natural que separa a Francia de Alemania.
La región de Alsacia, que formaba parte del Imperio Romano Germánico, fue disputada entre Francia y Alemania durante siglos. Sólo tras el final de la II Guerra Mundial, terminó por convertirse definitivamente en parte de Francia. De todos los vinos blancos del mundo, los vinos de Alsacia están entre los mejores.
Los vinos de Alsacia son secos, especialmente aquellos hechos con la uva Riesling o Pinot Blanc. Los vinos hechos con uvas Pinot Gris y Gewurztraminer son un poco más dulces.
Las bodegas de la región son pequeñas y de propiedad familiar. Por ello, prepárate para disfrutar de por lo menos siete tipos de vinos diferentes. Muchas bodegas tienen lugares donde se pueden degustar los vinos de forma gratuita. Si existe alguna bodega en particular que desees visitar, programa una visita.
El corazón de la ruta de los vinos es la ciudad medieval de Colmar y a partir de ahí podrás hacer incursiones diarias para visitar las pequeñas aldeas que capturan la esencia de la Alsacia. Colmar se salvó de la destrucción durante la II Guerra Mundial, pero muchos de los pueblos de la región fueron recreados después de la guerra.
La ruta de los vinos de Alsacia es claramente marcada y fácil de seguir, siendo muy popular durante el verano, cuando algunas de las ciudades más populares se ven invadidas por turistas. Trata de explorar algunos lugares fuera de la ruta, porque hay muchos pueblos bonitos para descubrir en la región, mismos que suelen ser desconocidos por la mayoría de los visitantes.