Leo cada día las portadas de los periódicos deportivos de Barcelona, y no acabo de ilusionarme con los nombres que veo pasar. Jugadores noveles e incorporaciones veteranas parece ser la apuesta de nuestro director deportivo para realizar la reestructuración de la plantilla. Y es que analizando uno a uno los nombres que a día de hoy se han mostrado, no veo en ellos todavía ningún jugador llamado a permanecer muchos años en el club.
Y si digo que en mi opinión, las apuestas más ilusionantes son la vuelta de Rafinha i Deulofeu de sus respectivas cesiones a Celta y Everton, se puede deducir de forma clara que el resto de nombres no me ofrecen ningún tipo de interés.
Ter Stegen, portero novel, y sin apenas experiencia todavía tiene que demostrar que la portería del Camp Nou es su hábitat habitual. No hace falta recordar sonoros fracasos en fichajes de porteros extranjeros cuando tuvieron que soportar la presión de la grada. El malogrado Enke, también alemán, o Vitor Baia, que llegaba con vitola de superhéroe naufragaron con estrépito.
Y ayer se hablaba de Bravo, una apuesta “casera”, que destaca más por sus largos desplazamientos con el pie, que por su aportación bajo los palos. Y es que todavía no entiendo esa manía que nos ha entrado en valorar más en un portero las cualidades que debe tener un jugador de campo, que por lo que debería ser su principal virtud; parar.
Ya en defensa los nombres de Marquinhos y Miranda tampoco es que sean el prototipo de futbolista llamada a echar las campanas al vuelo. El primero, con apenas 20 años cumplidos, suplente en el PSGy sin entrar en la convocatoria de la selección brasileña para el próximo Mundial, es una apuesta que no ofrece más garantías que la del propio Bartra. Por condiciones y características casi parece una fotocopia del canterano. El segundo, también sin Mundial, al menos aportaría contundencia en el juego aéreo, aunque si de lo que se trata es de sacar jugado el balón, no se puede decir que ahí esté su virtud. Tampoco el nombre de Laporte puede incluirse en ese tipo de jugador que merece que pierdas unas horas del día, para ir a las gradas del estadio a vitorearlo en el día de su presentación
Y ya no hablemos de Matheuw o Fontás, los cuales ya suenan a recursos destinados a pasar largas horas en los banquillos de la Liga.
Sin noticias del centro del campo, en el que de momento parece que no habrá movimientos a tenor de la calidad de los jugadores que componen la plantilla, se llega a los delanteros. Y ahí, a diferencia de otros años, en la que desfilaban nombres y hombres a cual más ilusionante, ahora la opción se restringe a Llorente, que llenaría ese espació vacante en el diseño de ese famoso plan B.
Mirando a cada uno de estos nombres, todavía intento ver a que jugador de la actual plantilla mejoran. Parecen más jugadores llamados a rellenar huecos o situaciones puntuales, que a ser verdaderos puntales en el equipo.
Qué lejos quedan aquellos tiempos en la que los grandes cracks del momento se nos mostraban en fotomontajes luciendo la camiseta azulgrana, haciéndonos estar pendientes día a día de cada paso de la negociación.
Yo imaginaba un periodo estival en los que nombres cómo Hurto Neuer fueran alguna de las apuestas sorpresas en el marco. Hummelso el sempiterno Thiago Silva volvieran a las quinielas defensivas. Reus o hasta Ozil sonaran como refuerzons de nuestro a veces maltrecho centro del campo. Y Luís Suárez o Levandoskydeclararán que sus sueños culés estaban a punto de cumplirse.
Qué lejos queda esa época en la que la protagonista del verano en tema de refuerzos era la famosa portera de Núñez.