El último viernes de abril de cada año tiene lugar la peregrinación de "Les Useres". Se trata de un ritual ancestral originado, seguramente, a finales del siglo XIV, en el que trece barones de la localidad de "Les Useres" emprendían el camino hacia el santuario de Sant Joan de Peñagolosa a modo de penitencia. Con ello pretendían pedir a Dios que les librase de calamidades tales como la Peste Negra, la sequía, etc.
Esta tradición se ha mantenido hasta hoy día prácticamente intacta, siguiendo al pie de la letra una gran cantidad de rituales como las misas y oraciones, el andar descalzos en algunos tramos, la barba y las vestas de los peregrinos, el no hablar con nadie durante el camino, las comidas de vigilia compuestas por pan, bacalao, aceitunas, huevos duros, vino y agua con laurel, y muchas más cosas que otra gente podrá detallar con mayor precisión que nosotros.
Samuel, un amigo y antiguo peregrino, nos llevó a un punto privilegiado para ver el paso de los peregrinos. Ya desde lejos se oía el crepitar de los cascos de las caballerías, cargadas con comida, mantas y otros enseres, así como el lejano quejido gutural de los cuatro cantores que acompañan a la comitiva. Los ecos cobran fuerza a medida que se acercan y cerrando los ojos uno puede casi volver al pasado y sentir toda la fuerza de este ritual.
Tal como van llegando se hace el silencio; un silencio que los espectadores debemos mantener por respeto. El sacerdote del pueblo avanza rezando un Ave María. Tras él, aparece el peregrino guía, seguido de los cantores que se van turnando para elevar sus salmos.
La peregrinación llegará al Santuario a las 9 de la noche, tras recorrer unos 34 kilometros, y regresarán al día siguiente a les Useres. Nos comenta nuestro amigo que al llegar a Penyagolosa la penitencia no ha echo más que empezar. Tras la eucaristía, los peregrinos dormirán en una cueva sin ningún tipo de comodidad, a la lumbre de una fogata de leña verde, que impregnará la estancia de humo. Durante la noche, el peregrino guía decidirá cuando y cuantas veces los peregrinos han de acudir al ermitorio a rezar. Entre otras curiosidades nos comenta que hay un momento en el que los 13 se encierran en una sala donde no hay nadie más. En ese momento, conocido como "el secreto" los peregrinos pueden hablar entre ellos, y lo que allí se dice, allí se queda.