Tortuga confunde una bolsa con comida
Según un estudio de una organización ecologista estadounidense, hay más de 5,2 billones de partículas de plástico en los mares y océanos, unas 269.000 toneladas. Cada año 8 millones de toneladas de plástico van a parar al mar. Solo el Mediterráneo acumula entre 1.000 y 3.000 toneladas de residuos plásticos en sus aguas superficiales.
Residuos de plástico en la superficie del mar
¿Son las bolsas de plástico tan perjudiciales como aseguran? Más de lo que pensamos. Las bolsas de plástico gastan grandes cantidades de energía en su producción, están compuestas de sustancias derivadas del petróleo y las bolsas serigrafiadas (con textos e imágenes) pueden contener residuos tóxicos. Además tardan varios cientos de años en desintegrarse a pesar de que solo se utilizan un par de minutos.
Bolsa de plástico enganchada a un árbol
Estados Unidos y la Unión Europea consumen el 80% de la producción mundial. Son varios los países que ya han tomado medidas para reducir lo más posible su consumo desorbitado. Francia, que consume cada año más de 17.000 millones de bolsas de plástico, de las que casi la mitad acaban en el ecosistema, acaba de prohibir este 1 de enero las bolsas de un solo uso. Su objetivo no es otro que reducir hasta en un 50% las bolsas de plástico en cuatro años. La ministra de Ecología gala, Segòlene Royal, da una tregua hasta 2017 a las bolsas que se utilizan en puestos de frutas y verduras.
Francia prohíbe las bolsas de un solo uso
España, de momento, roza el aprobado con un consumo medio de 100 bolsas de plástico anuales, muy lejos de las 300 de 2007. Pero el Gobierno quiere que desaparezcan en 2018. El comercio catalán, por su parte, también tiene prohibida la distribución gratuita de bolsas de plástico de un solo uso desde el pasado día 1. Su objetivo es alcanzar este año una reducción del 90% tomando como referencia los datos de bolsas utilizadas en 2007.
Lo cierto es que desde que todos los supermercados comenzaran a cobrar las bolsas, su consumo ha disminuido una barbaridad. Acostumbramos ir, de nuevo, con carros, bolsas de tela y/o rafia. Si bien algunos despreocupados prefieren pagar diez o cinco céntimos antes que llevar la bolsa de casa. No es cuestión de ahorrar, que también, sino de colaborar en la consolidación de un mundo mejor, más limpio y saludable.
El mundo en nuestras manos
Cuidemos nuestra Tierra. Cada pequeño gesto familiar y ciudadano contribuye a la conservación del medio ambiente. O llevamos la bolsa de tela al súper o comemos besugo al plástico. La última decisión es nuestra.