Hay películas de las que se espera muy poco, y ésta es una de esas películas. En este caso, hay que tener en cuenta que si eres fan del Rock y el Metal como un servidor, aún tienes menos confianza en élla. Esperas tan poca cosa que hasta te acaba agradando de alguna forma durante su visionado, aunque sea momentáneamente.
Los Ángeles, 1987. Un aspirante a roquero y una chica que trabajan en el mismo club se enamoran y tratan de impedir que el local caiga en manos de unos empresarios que quieren demolerlo.
En cuanto a originalidad, el producto es como el día sin IVA, un cero. Con sus diferencias estilísticas que sustituyen el Rock n’ Roll por el Glam metal y el Hard Rock, los guionistas Justin Theroux (Iron Man 2), Allan Loeb (Sígueme el rollo) y el poco conocido Chris DArienzo siguen las mismas pautas que uno de los musicales más famosos del cine, Grease, interpretada por John Travolta.
Aunque el título del film proclame el Rock, la presencia de dicho género es bastante leve. Esto no significa que las canciones no sean guapas, pero si esperas un producto más duro, te vas a decepcionar.
La banda sonora, compuesta por temas de varios artistas provenientes del Glam y el Hard Rock, son representadas por los actores originales; algunas son tan conocidas que ni siquiera hace falta ser un seguidor de ambos géneros para disfrutarlas; Scorpions - Rock You Like A Hurricane, Starship - We Built This City, Twisted Sister - Were Not Gonna Take It!, Journey - Any Way You Want It, WhiteSnake - Here I Go Again, entre otras, adornan la película con bastante gracia.
La película peca de sentimentalismo barato y grandes dosis de amor con mucha brillantina y cupidos rosas disparando flechas cargadas de estupendos sentimientos en algunas escenas a los dos protagonistas principales; Sherrie Christian interpretada por una bellísima Julianne Hough (Footloose 2011) y Drew Boley interpretado por Diego Boneta (Summer Camp), ambos dentro de lo correcto para el tipo de producto tan burlesco y paródico como el que se nos presenta bajo su título.
Un producto muy descafeinado y cercano al High School Musical. Pero, que a su vez, tiene fragmentos en los que sabe alzar la voz con una mordaz crítica sobre los lobbies de la industria músical.
Esa crítica mordaz, junto con la risible interpretación sobreactuada y paródica de Tom Cruise como estrella del Rock y líder del grupo Arsenal. Ha conseguido que no me parezca infame. Cruise ya hizo un papel de dicho estilo cómico en Tropic Thunder como productor cinematográfico, en el que dejaba su lado como actor serio para ofrecer un papel tan risible y divertido como el de Stacee Jaxx en la presente obra.
Otros actores secundarios en estado de gracia, son Catherine Zeta-Jones (La trampa) como Patricia Whitmore, en un papel con aires de parodia tan palpables como el de Cruise, aunque el actor de Misión Imposible, se lleva el gato al agua. Y por último, Paul Gill, el productor musical, interpretado por Paul Giamatti (La joven del agua) bastante gracioso también.
Seamos sinceros, como película es mala. Pero si apartas los distintos puntos flacos, la película se hace entretenida y bastante divertida de ver. Y al final de todo, la sensación global, es de haber visto una película divertida y con buenas canciones.
A nivel de la historia que nos cuentan, si no fuese por la cantidad de edulcorantes que disuelven cualquier atisbo de esa mala leche que aporta el Rock, por blando que éste sea , la película podría haber sido rememorada como un excelente musical. Aun así me quedo con su tono paródico que compensa esa extrema dulzura.