Estrenamos el mes de marzo visitando uno de los edificios religiosos más impresionantes de Sevilla, esa ciudad que, según dicen los cantares, tiene un color… especial.
Encontramos esta fantástica muestra del arte barroco caminando por la calle de San Luis, la vía del casco antiguo que antiguamente recibía el nombre de calle Real. Lo primero que nos llama la atención es la silueta de una fantástica cúpula que, flanqueada por dos más pequeñas, se recorta en la clara mañana andaluza. Ya desde lejos vemos que la fachada del gran edificio es una de las más decoradas que habíamos visto nunca, pero contiene detalles que solo se aprecian a menor distancia como sus cinco grandes ventanales o el escudo de España y sus arcángeles guardianes.
Accedemos al interior y lo primero que nos sorprende es la profusión de retablos, sobre todo el principal, ese que muestra un maravilloso lienzo de la Virgen María y su niño Jesús. A ambos lados del templo disfrutamos de otros seis retablos que, aunque los expertos digan que son obras menores, a nosotros nos dejan con la boca abierta. ¿Nuestro preferido? El dedicado a San Francisco de Borja, una pequeña obra maestra.
Abandonamos con pena este Bien de Interés Cultural, pero nos esperan algunos de sus maravillosos vecinos: las Tahonas Reales, el Convento de Santa Isabel y la preciosa iglesia de Santa María. Joyitas del casco viejo sevillano que no debería dejar de disfrutar en su próxima visita a la capital de Andalucía.
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By José Luis Filpo Cabana (Own work) [GFDL or CC BY-SA 4.0-3.0-2.5-2.0-1.0], via Wikimedia Commons