Es uno de los pueblos mas bonitos de la provincia de Albacete, situado en el privilegiado entorno que forman las hoces del Júcar. Con a penas 1000 habitantes es un pueblo muy pequeño y acogedor y se divide en la parte llana, donde están la mayoría de los negocios, restaurantes y casas de alquiler (todo para los turistas, vamos) y la parte empinada donde vive parte de la población. Esta arquitectura tradicional, en su mayoría cuevas, está adaptada a la pendiente de la montaña de manera que todas las casas miran al sol de medio día sin taparse la luz unas a otras. Y aunque en los últimos años se ha desarrollado muy rápidamente el turismo, éste pueblo siempre ha vivido de la agricultura y la ganadería, algo que puede verse simplemente paseando por el pueblo.
Desde que tenía 6 años teníamos costumbre de ir a pasar el día o de camping. Creo que el gran encanto de este pueblo es que está lleno de rincones encantadores y pintorescos en el que el contacto con la naturaleza es continuo. Estés donde estés te rodean árboles, montaña y río sin llegar a salir del pueblo. Es tan pequeño que te familiarizas con él en menos de un día.
En cambio las casas de la montaña son diferentes, es como un laberinto de calles empinadas que no sabes a donde te van a llevar. Si sigues el camino que te indican las flechas llegas hasta el castillo del pueblo que data del siglo XV.
Siguiendo la ruta no se tarda más de un cuarto de hora en subir, aunque las cuestas son tan empinadas que te van a dejar sin aliento. La entrada al castillo cuesta 2 â?¬ y aunque por dentro no es gran cosa, merece la pena verlo por fuera y subir sus torres que tienen unas vistas espectaculares al río y al pueblo. Para quien no pueda subir o no le apetezca cansarse también puede subir en coche.
Otra de las cosas que parece que allí estén muy orgullosos son de las cuevas que se pueden visitar: las de Masagó, Garadén y el Diablo. Nosotros entramos a las cuevas del Diablo por un módico precio de 3 â?¬ con refresco incluido. Con una terraza muy bonita pero la experiencia no fue buena por lo que no volvería ni la recomiendo. También vimos un museo del cine que tienen allí que no se qué es peor. Por vuestra salud mejor no entrar.
También hay montones de rutas para hacer andando o en coche. Las que siguen el curso del río son chulísimas y te llevan a paisajes muy bonitos. Nosotros hicimos una ruta andando por la mañana y al día siguiente fuimos en coche a otra desde la que se ve el pueblo y las hoces del río. La mañana empezó con mucha niebla, pero no fue ningún problema:
Además de senderos y rutas también puedes hacer deportes de aventuras tipo rafting, piragüismo, rapel, pueting etc. En el pueblo hay unas piraguas pero yo recomiendo las que hay en la carretera en dirección a Tolosa. No es lo mismo remar por la zona del pueblo, en un tramo estrecho, que irse a la zona de montaña donde el paisaje es espectacular y el río es muuuucho mas ancho, pero para ir allí hay que coger el coche. Como esta vez no fuimos no tengo ninguna foto del entorno, pero es esto:
La mejor época para ir creo que es en Septiembre. En invierno hace muchísimo frío, se hace de noche muy pronto y no hay nadie por las calles. En Semana Santa hay muchísima gente y un sitio que parece tan tranquilo llega a ser agobiante. El resto de la primavera los árboles aun están sin hojas del invierno. En verano hace muchísimo calor y en Septiembre, aunque sigue haciendo calor, por las noches ya refresca y así los árboles están verdes y frondosos y el paisaje aun es más bonito.
Nuestra visita coincidió con un mercadillo medieval donde vendían kebabs y té con postres árabes. Yo no soy amante de los kebabs pero aquel kebab estaba tremendamente riquísimo! lo probamos una noche y volvimos a repetir. Nuestra noche de despedida fue cenando en aquel turco: kebab, té moruno de hierbabuena y una bandeja con postres de todas clases. (Y nos regalaron los vasitos de té, que majos jiji)
Y hasta aquí nuestra estancia en Alcalá del Júcar, un lugar perfecto para desconectar y conectar, pero con la naturaleza :) Si no lo conocéis, deberíais!