Conmemorando lugares trágicos
El denominador común del turismo oscuro es que se trata de destinos donde las personas han muerto por causas no naturales. Ya en 1996 se había empezado a utilizar el término de turismo oscuro, que si bien en la actualidad se encuentra en auge, no empezó ahora sino que tiene varios años de historia.
Ya en épocas del oscurantismo, los peregrinos viajaban para visitar tumbas y diferentes puntos relacionados con el martirio religioso. Sitios de grandes batallas como la de Waterloo eran observados, aunque a una distancia prudencial, por las familias de la realeza, tratando de entender un poco más acerca de uno de los escenarios más importantes para la vida política y social de Europa.
Incluso Manassas, uno de los primeros campos de batalla de la Guerra Civil de Estados Unidos, fue comercializado prontamente como un atractivo turístico. El objetivo del turismo oscuro es despertar el interés de los viajeros por la historia trágica que rodea los rincones de cada ciudad o región.
Más cerca en el tiempo, la Zona Cero en Nueva York se ha convertido en un punto de referencia para viajeros de todas partes del mundo. Allí, donde supieron estar las Torres Gemelas, hoy el tanatoturismo explota el morbo y los deseos de las personas de conocer más sobre la muerte y las tragedias que acaban con miles de vidas.
¿Qué lugares triunfan en el marco del turismo oscuro?
Los campos de la muerte de Camboya, el centro de la memoria del genocidio en Ruanda, la plaza Dealey en Dallas – donde murió asesinado el presidente Kennedy-, el departamento donde se suicidó Kurt Cobain y la ciudad de Chérnobil en Ucrania, son solamente algunos de los destinos peligrosos, misteriosos y atrayentes que se han convertido en lugares de referencia para el turismo oscuro.
El incremento de la popularidad del tanatoturismo es fácilmente cuantificable. Para hacerse una idea, en 2009 visitaron Chérnobil alrededor de 9.000 personas, y en 2016 ese número ya había ascendido hasta 36.000.
Cara a cara con la muerte
Detrás del tanatoturismo está una idea que moviliza a los seres humanos: tratar de conocer más acerca de la muerte. Poder estar frente a frente con ella, con el peligro y el suspenso detrás de algo que genera miedo, es inevitable y sin embargo debemos enfrentar. Ir a uno de estos destinos no es únicamente recordar a los otros, es también recordarnos a nosotros mismos, nuestra mortalidad y nuestra propia vida.
Por estos motivos, el turismo oscuro es uno de los temas más conversados en los últimos años en los circuitos sobre turismo a nivel mundial. Una apuesta interesante para los fanáticos que deseen mirar un poco más de cerca la muerte.