La Reserva El Pedral aloja unas 1800 parejas de pingüino de magallanes siendo esta la pingüinera la más cercana a la ciudad de Puerto Madryn en la provincia de Chubut. El lugar maravilla apenas se ingresa con una vista del casco de la estancia y en el horizonte la vegetación de estepa a flor de piel.
El Pedral en Punta Ninfas: Historia
En 1870 nace en el país vasco Félix Arbeletche, quien a los 19 años llega a la Argentina con su amigo Félix Olazábal. Siguiendo el ejemplo de otros compatriotas, se desplazan hacia el sur arribando a la Península Valdés en 1898 con sus primeros rebaños de ovejas, ya con la compañía de María Olázabal, con quien Félix Arbeletche se había casado. Más tarde instala a su esposa María en un rancho de la estancia La Cantábrica, donde nacen sus hijos. Es posible que María detestara la Patagonia dada la dureza de la vida en la península, la pérdida de varios niños y la carencia de cosas esenciales, como el agua potable, el médico y el maestro. De la casa, inaugurada en 1923, sobresale su torre con mirador y su techo de chapa acanalada pintada en rojo. Hay un monte espeso alrededor que cobija una huerta muy amplia, donde años atrás se cultivaban las verduras que requería la estancia. Fuente : El Pedral.
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Las distintas actividades que se pueden realizar son: trekking, cabalgatas, avistaje de elefantes marinos y pinguinos. Salidas guiadas en bicicletas a distintos miradores. Se presta un servicio de alojamiento con 8 habitaciones totalmente equipadas, calefaccionadas y de primera calidad. La estancia cuenta con un Quincho donde se ofrece al visitante cordero patagónico a las brasas y distintos platos de la zona. El casco está en perfecto estado de conservación y la mayor parte del mobiliario es original traído de Europa.
Se realiza una salida en grupos reducidos llamada “Día de Campo”: (consultar las tarifas)
Frecuencia: todos los días desde el 15 de septiembre al 15 de abril.
Horario: salida 8:30 hs. / Regreso 17:00 hs.
Punto de partida y retorno: Monumento a la Mujer Galesa (Av. Roca al 300), Puerto Madryn.
Recorro el casco de El Pedral y regreso al pasado. Una combi me lleva hasta el ingreso a las pingüineras y ya se puede escuchar el grito de estos animales tan característicos de la patagonia. A medida que avanzo hacia el mar, la comunidad de pingüinos se hace mayor y ya se puede convivir con ellos. La experiencia es muy interesante y el lugar imponente para tomar fotografías.
Tener en cuenta que se debe solicitar autorización para ingresar, ya que está dentro de un lugar privado. Recomiendo visitar este link: La Reserva para asesorarse como debes hacer!
Una experiencia que vale la pena contar y vivir en primera persona, PuertoMadryn, me sigue sorprendiendo…
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