Resumen
Prometeo y Epimeteo son dos hermanos titanes a los que los dioses del Olimpo hacen un importante encargo cuando crean a todas las criaturas vivientes. Ellos deberían proporcionarles lo necesario para asegurar su supervivencia y el equilibrio entre seres vivos. Sin embargo cuando llegaron al hombre ya habían equipado a todos los seres vivos antes y se quedaron sin nada que ofrecer, así que Prometeo robo fuego y conocimiento a los dioses para proteger al hombre. Fue castigado por la eternidad a un doloroso castigo solo propio de los dioses, pero un día Hercules le liberaría. En cuanto a su hermano Epimeteo, también recibió una venganza divina que relatamos en el mito de Pandora.El mito de Prometeo y Epimeteo. El robo del fuego a los dioses
Según los antiguos griegos, el fuego fue un regalo a la humanidad, que nos dio el titán Prometeo. El Protágoras de Platón, uno de sus diálogos de juventud en el que conversa con su maestro Sócrates, nos ofrece una versión, ambientada justo después de que los dioses hubieran creado a los humanos y a todas las demás a partir de fuego y tierra. Antes de que sus creaciones vieran la luz del día, cobrando así vida, los dioses ordenaron a Prometeo y a su hermano Epimeteo que los equiparan con dones que garantizarían su supervivencia en el mundo. Los hermanos acordaron repartir esta tarea y Epimeteo asignaría los regalos, mientras Prometeo los inspeccionaría.Epimeteo dio a algunas criaturas un cálido pelaje para resistir el frío, y otras pieles y corazas impenetrables. Algunas obtuvieron pezuñas para proteger sus patas y con las que podrían correr. A cada uno le asignó un tipo de alimentación, y a aquellos animales que se convertirían en presas de otras, les dio el don de una vasta descendencia para asegurar la supervivencia de su especie. Finalmente, le toco el turno al hombre, (en este momento no existían mujeres), y Epimeteo se dio cuenta de que ya había otorgado todo lo que tenía que ofrecer, y no quedaba nada que pudiera darle al hombre. Prometeo estaba haciendo inspección de los dones asignados y encontró a Epimeteo perplejo, ante él, desnudos y desprotegidos, estaban los humanos. Se acercaba la luz del día, y Prometeo sabía que debía hacer algo, o la humanidad sería expulsada del mundo, ya que nada les ayudaría a sobrevivir. Desesperado por ayudarlos, Prometeo robó los conocimiento a Atenea y Hefesto (la artesanía y artes mecánicas) y se los dio a los humanos, junto con el fuego; La clave necesaria para practicar estas artes.
Prometeo fue castigado por su robo. Le encadenaron a una roca y fue sentenciado a que un águila le picoteara el hígado todos los días por la eternidad. Por la noche, su hígado se regeneraría, solo para ser destrozado de nuevo al día siguiente.
Heracles (en mitología romana, Hércules) un día cruza su camino con el del titán, que mata al águila y lo desencadena, liberándolo así de su castigo eterno.
En cuanto al viejo Epimeteo, recibe su propio castigo cuando los dioses cruzan en su camino a Pandora.