Sinopsis
Amparándose en la coartada del terrorismo islámico, unos políticos teócratas se hacen con el poder y, como primera medida, suprimen la libertad de prensa y los derechos de las mujeres. Esta trama, inquietante y oscura, que bien podría encontrarse en cualquier obra actual, pertenece en realidad a esta novela escrita por Margaret Atwood a principios de los ochenta, en la que la afamada autora canadiense anticipó con llamativa premonición una amenaza latente en el mundo de hoy.
En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela —o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir— le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a unas Colonias en las que sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos. Así, el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de una persona. Y mucho menos su deseo.
Los peligros inherentes a mezclar religión y política; el empeño de todo poder absoluto en someter a las mujeres como paso conducente a sojuzgar a toda la población; la fuerza incontenible del deseo como elemento transgresor: son tan sólo una muestra de los temas que aborda este relato desgarrador, aderezado con el sutil sarcasmo que constituye la seña de identidad de Margaret Atwood. Una escritora universal que, con el paso del tiempo, no deja de asombrarnos con la lucidez de sus ideas y la potencia de su prosa.
Opinión personal
La República de Gilead surge tras las guerras nucleares que han asolado parte del planeta y causando una epidemia de infertilidad que dificualta la perpetuación de la especie. Un grupo militarizado da un golpe de estado y crea un nuevo gobierno puritano, implantando normas inspiradas en una peculiar intrepretación del Antiguo Testamento.
El varón domina absolutamente la nueva organización social, mientras que la mujer queda relegada a su papel de esposa, madre y ama de casa.
Los hombres asumen principalmente tres roles: los Comandantes son los líderes del nuevo gobierno; los Ojos se encargan de vigilar y denunciar a todo el que no cumpla con las normas establecidas y los Ángeles constituyen un poderoso ejército a las órdenes de la república.
Por otro lado, el papel de la mujer se organiza en torno a tres categorías principales: las Esposas de los Comandantes, confinadas al cuidado de su hogar sin más pretensiones que ser las mujeres de sus maridos; las Marthas que asumen las tareas del hogar y las Criadas, consideradas de gran valor por su fertilidad pero privadas de todo derecho como personas. A cada uno de estos grupos se le asigna un tipo de vestuario de colores que simbolizan las funciones que les han atribuido.
Las mujeres que no encajen en alguno de estos grupos son consideradas No-mujeres y enviadas a las Colonias, donde se encargan de manipular materiales contaminados y acaban muriendo debido a la radiactividad de estos residuos.
La protagonista de la historia pertenece al grupo de las Criadas. Estas mujeres son adoctrinadas por las Tías en los Centros Rojos. En ellos aprenden que su función es la de ser violadas periódicamente por los Comandantes a los que sean asignadas con el objeto de darles un hijo, del que serán apartadas a los pocos meses de su nacimento para ser reasignadas a una nueva casa.
La historia está narrada en primera persona con una cierta frialdad por parte de su protagonista que no termina de ayudarte a empatizar con el personaje. Compagina la narración de sus vivencias con flashbacks de su vida anterior, que muestran cómo se han producido los cambios sociales y cómo se ha ido despojando a las mujeres de todos sus derechos, hasta convertirlas en esclavas al servicio de los hombres.
Lo que menos me ha gustado de esta novela es que la autora no profundiza en los personajes, a excepción de la protagonista, que se mueve entre la pasividad más absoluta y la rebelión violenta como el que cambia de camisa, lo que la convierte en un personaje poco creíble.
A pesar de que el argumento me ha parecido muy original, el relato está narrado de forma muy plana y acaba por resular ciertamente decepcionante. En particular su final lo es. Después de ir poco a poco descubriendo una sociedad tan machista e injusta con las mujeres esperaba una venganza que no llegó a satisfacerme. Un final diferente habría hecho ganar puntos al relato.
Empecá a leer el libro a raíz de que se comenzó a emitir la primera temporada de la serie en televisión. Al terminar el décimo capítulo ya se muestra en ella todo lo que la autora refleja en el libro, por lo que las siguientes temporadas estarán totalmenet a merced de la imaginación de los guionistas, que ya hacen un buen trabajo en la primera temporada creando tramas secundarias que enriquecen a los personajes. En definitiva y sinque sirva de precedente, recomiendo la serie antes que el libro.
Sobre la autora
Margaret Atwood es considerada una de las principales figuras del mundo de las letras en la actualidad. Nació en Ottawa en 1939 e inició su carrera literaria componiendo poesía. Posteriormente empezó a escribir relatos de temática muy variada: novela realista, ciencia ficción crítica literaria e incluso literatura comprometida con los derechos de la mujer.
Con El cuento de la criada (1985), su obra más conocida, recibió varios premios. Cuenta además con otros galardones como el Booker (2000) y el Príncipe de Asturias de las Letras (2008).