¡Niñato guaperas! ¡Me sacaba de quicio! Ya le había pillado mirándome el culo en más de una ocasión. Y seguramente, él a mí?
Siempre sonreía con esa calma y ese aplomo que no se podían creer en alguien tan joven. Quería darle una lección, una lección que no olvidara… Quería probar mi poder?
Como ya no podíamos negar que saltaban chispas cuando estábamos cerca, me propuse seducirle hasta el final…