Costa Rica I (resumen)

Costa Rica I

En cuanto crucé el umbral nos vimos: él, de pie, no muy lejos, con las manos en los bolsillos de su impecable traje de lino blanco, vigilaba la puerta.

Avancé contoneandome, acompañada por su sonrisa segura, que acariciaba mis caderas, mientras a nuestro alrededor, el resto de la gente desaparecía.

-Estás impresionante- susurró sujetándome la mano.

Y le creí, porque sus ojos, como los míos, derrochaban deseo y admiración.

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