Ya llegó el momento de despedirse de los ríos naturales que son mis preferidos para la pesca. No es una adiós triste porque fueron muchos momentos de aventura y distracción que me han llenado de emociones y recuerdos que perduraran por mucho tiempo en mi memoria. Pero tampoco fue la temporada soñada a causa de la climatología que condicionó mucho los ríos y por consiguiente la pesca.
Muchos km de senderos y unos cuentos ríos de nuestra provincia fueron testigos de mis correrías con la caña en ristre y la cámara fotográfica como testigo. Ería, Duerna, Selmo, Torío, Valcarcel, Curueño, Bernesga, Cúa, Yuso, Casares y Omaña fueron algunos de los más frecuentados y gozados. Unas veces solo y otras en compañía, pero siempre ilusionado y con ganas de disfrutar del río y la naturaleza pescando.
He vivido paisajes de ensueño, con muchos peces y aves, arboles, flores y mil instantes encantados, pero también momentos tristes por el abandono de muchos tramos de río y el deterioro que presentan por contaminación y descuido. La invasión de los plásticos, vertidos descontrolados, cormoranes, furtivos y el abuso de los regadíos nos ha puesto en alerta y aunque la nueva Ley empieza a dar sus frutos pronto se quedará en nada si no hay un control sobre todo esto.
Sin río no hay nada.