Así es como comencé esta aventura, invitado por el Ente Municipal de Turismo de Chilecito, con muchas ganas de vivenciar en primera persona, un destino que me retumbaba en los oídos de hace tiempo, pero no había tenido la suerte de cruzarlo aún.
Arranqué muy temprano y uní casi todo el camino a través de la RN 38 Córdoba – Patquía y luego tomé la RN 74, que luego de transitarla por 120 kilómetros, daría con Chilecito, ciudad de la provincia de La Rioja.
Llegué a la siesta, ingresé lentamente a la ciudad y los comercios estaban todos cerrados. Dí un par de vueltas por el centro histórico y me dispuse a contactar a Mario que me recibiría y me daría las indicaciones de donde me iba a alojar.
Chilecito está enclavada en un valle, donde se pueden disfrutar varios miradores, uno de ellos está ubicado en el Cristo del Portezuelo, donde hay una serie de escalinatas y en la cima se puede contemplar la Sierra de Famatina, una de las más elevadas de su tipo y que conserva sus nieves eternas.
Me alojé en la Posada del Sendero, está inmersa entre los cerros y para llegar hay que cruzar un río que está seco por la estación del año y ya esta aventura me gustó mucho. Se puede acceder en cualquier vehículo por aquí o por asfalto desde la rotonda de ingreso. En una charla con Nicolás el propietario, me decía que los turistas eligen sus cabañas por “el silencio”, me comentaba que “los porteños van al lugar, el primer día hablan fuerte, se mueven de aquí para allá y al segundo día paran la marcha y están más tranquilos”. En los dos días que me alojé aquí pude corroborar que el silencio es el principal activo y atractivo de este lugar.
Tuve la oportunidad de que me llevaran a conocer la fábrica de vinos, con visita guiada La Riojana, una empresa cooperativa de más de un siglo y pionera en la creación del famoso vino torrontés. Hay visitas guiadas todos los días y se pueden conocer las instalaciones. (no pude sacar fotos adentro porque no me autorizaron) pero les dejo unas fotos del show room del ingreso.
En Chilecito, existe un producto regional muy novedoso y que bien vale la pena conocerlo. Es el alfajor de vino. Es único en Argentina y de a poco se va haciendo conocido. José y Zulema son los productores y tienen la fábrica en su negocio céntrico. Está bien fácil de ubicarlos porque están enfrente a La Riojana Coop. José me contaba que aún cuesta mucho vencer al alfajor típico de dulce de leche, pero que de a poco venden más alfajores de vino y que lo quieren imponer. Han ido a varias ferias a promocionarlo. El trato es personalizado y es un gusto poder charlar con ellos.
Seguí disfrutando de Chilecito y de la mano del guía José Luis del Ente Municipal, fui a recorrer el famoso cablecarril. Esta obra inglesa de comienzos del siglo 20, hoy Patrimonio y Monumento Histórico Nacional. En la estación 1 está el museo de la Mina La Mejicana, de donde extraían minerales, se los transportaba hasta la estación de tren y de allí iban a los barcos para descargarlos en Europa.
La Mina la Mejicana está a 4000 msnm y es una obra impresionante. Se pueden recorrer todas las estaciones, cada una con diferentes dificultades de acceso, hay que consultar a los guías. En la Estación 2 quedan los vestigios de cómo funcionaba una gran caldera que movía los engranajes.
“Una anécdota: los cables de acero que los alemanes les vendieron a los ingleses tenías una garantía de 100 años, vaya si eran buenos, aún siguen en pie”
Chilecito, es un lugar para disfrutar su silencio. Un valle enclavado al pie de una de las sierras más altas por su tipo: Famatina. Lugar de tradición que te invita todo el año. Si vas a la Rioja recomiendo pasar por Chilecito.
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