En entradas anteriores os conté cómo llegar y cómo moveros por Venecia, os hablé de un posible alojamiento bastante peculiar, os expliqué qué no hacer en la Plaza de San Marcos y dónde está la oficina de turismo, os recomendé un restaurante romántico para cenar no demasiado caro y, en la última, os indiqué como ir a Murano y Burano. En el post de hoy os cuento cómo fue nuestra visita al Palacio Ducal.
Visita express al Palacio Ducal de Venecia
Como os conté en la entrada anterior, en Burano cogimos un vaporetto que nos llevó directamente a la plaza de San Marcos.
Una vez allí, paseamos un poco por las inmediaciones del Palacio y después nos dirigimos a la taquilla. Como podéis ver había zonas en la que parecía un hormiguero.
El horario de visita es: todos los días de 8:30 a 17:30 horas (hasta las 19:00 horas desde abril hasta octubre). El precio: 19 euros. Tenéis más información al respecto aquí.
El precio se me hizo caro comparado con el Palacio Real de Madrid que son 10 euros, pero barato comparado con los 26,60 euros de los Castillos de Baviera. Por lo menos en el Palacio Ducal se pueden hacer fotos y vídeos no como en los de Baviera…
En la visita lo primero que ves es el Palacio en sí y, después, a través del Puente de los Suspiros (puente cubierto), la cárcel.
El Palacio es, sin duda, espectacular. Los artesonados y las pinturas son impresionantes. La Escalera de Oro simplemente quita la respiración.
A lo largo del recorrido me llamaron la atención dos cuestiones. La primera fue observar paneles explicativos en los que se indicaba que ya por el año 1300 se enjuiciaba y se aplicaba justicia. Quizá pueda parecer una tontería pero me sorprendió lo adelantada que estaba la sociedad veneciana ya en aquella época. Por otro lado, y en lo referido al edificio en sí, despertó mi curiosidad la falta de mobiliario en la mayoría de las salas. Quizá la sorpresa se debía a que lo comparaba con el Palacio Real de Madrid.
A lo largo del recorrido pasamos por la armería, que me pareció muy amplia y completa, y también pudimos observar los tejados de Venecia desde diversas ventanas y balcones. La verdad es que me gusta mucho observar las ciudades desde esa perspectiva :)
Como os decía, terminado de visitar el Palacio, nos dirigimos a la cárcel a través del Puente de los Suspiros. Allí nos pasó algo muy gracioso: el Señor Esquiador y yo sacamos las manos a través de las rendijas de las “ventanas”, comenzamos a moverlas y a decir “help!, help!” (por aquello que “nos dirigíamos hacia la cárcel). Pues bien, había una cantidad ingente de chinos en el puente de enfrente, en el exterior. Algunos se dieron cuenta, nos señalaron, y entre risas nos hicieron cientos de fotos, jeje.
Me gustaría haberos podido enseñar alguna foto de la cárcel pero no tengo ninguna que valga la pena porque la mayoría de las celdas eran espacios lúgubres, sin luz.
Al respecto me gustaría comentaros que la cárcel es enorme, con muchísimas estancias y pasillos. Mi consejo es que sigáis las flechas y no os salgáis del recorrido. Nosotros en un momento determinado nos perdimos, aún no entiendo cómo, y nos costó un buen rato volver a incorporarnos al itinerario.
En general puedo decir que vale la pena visitar el Palacio Ducal pero con tiempo. En una tarde se puede ver, como hicimos nosotros, pero me hubiera gustado poder deleitarme leyendo, si no todos, al menos la mayoría de los carteles explicativos, por aprender cosas y por amortizar un poco más el precio de la entrada, la verdad.
¿Y vosotros, habéis estado en el Palacio Ducal?, ¿qué impresión os causó la Escalera de Oro?, ¿y el Puente de los Suspiros?
* Un dulce besito *