Repartidos a lo largo del mundo se cuentan un total de cinco océanos. Tres de ellos clasificados como de gran tamaño, el Atlántico, el Pacífico y el Índico, y otros dos de menor tamaños, el Ártico y el Antártico, situados en los extremos norte y sur respectivamente. Generalmente, tanto el Atlántico como el Pacífico se suelen dividir geográficamente en regiones.
Si lo organizamos por tamaños, el mayor volumen recae sobre el océano Pacífico, con una extensión superior a 180 millones de kilómetros, la tercera parte del total de la Tierra. Para hacernos una idea de esta magnitud cabe destacar que ni sumando los dos siguientes, el Atlántico y el Índico, igualarían su superficie.
Asimismo, los mayores misterios en cuanto a la vida que allí se encierra proceden de la fosa de las Marianas. En parte, debido a su profundidad de más de once kilómetros, en donde la oscuridad es perfecta y los animales han desarrollado sistemas de detección por movimiento, quedándoles inservibles los ojos. De hecho, se ha comprobado que, a pesar de emitir luz, ciertas especies son incapaces de percibirla.
En este mismo lugar se descubrió un tipo de calamar gigante, el cual llega a medir hasta 21 metros. Otra de las curiosidades relativas a los océanos procede de Hawai, concretamente del volcán Mauna Kea, el mayor del mundo, con más de diez kilómetros, de los cuales seis de ellos están bajo mar.
Tristemente, estas fuentes naturales de agua se han visto dañadas gravemente en los últimos siglos, afectando severamente a su fauna y flora, la cual se ha visto reducida hasta en un 40% desde 1950, según informó el explorador submarino Jacques-Yves Cousteau. De igual modo, su capacidad para limpiar la atmósfera asimilando el dióxido de carbono se ha dificultado.
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