Después de bastante tiempo he descubierto que, cuando viajo, me encanta fotografiar a transeúntes y otros turistas desconocidos. La naturalidad en sus “posados” robados y los retratos de otros rostros dan frescura a nuestras imágenes habituales. ¡Compruébalo con tus propios ojos!
No importa el dispositivo que tengamos, ni ser un experto en este ámbito (yo tampoco lo soy), pero siempre que nos sacan de viaje o excursión estamos haciendo fotos. Y sí, si sois unos lentos como yo encuadrando, siempre sale la típica calva cuando se cierra el obturador.
Reconozco que antes me molestaba cuando un extraño invadía mi fotografía de paisaje (y me sigue molestando cuando en una esquina aparece la coronilla de mi señor padre). Sin embargo, ahora espero paciente a encontrar a esa persona, pareja o grupo se me cuele en el encuadre espontáneamente. Porque ya no son invasores, al contrario, son figurantes ¡parte de mi fotografía! Y me encanta. Especialmente cuando, alrededor de una imagen, puedes inventarte una historia.
Pareja paseando por la Salizada San Canzian, Venecia
Pero ¿por qué inventarla cuando te la pueden contar ellos mismos? Ahora ya no me corto. Cuando retrato a extraños me gusta acercarme, enseñarles la foto y que me den su opinión. Pero, si les ha gustado, se la envío. Al fin y al cabo para mí es un placer pero para ellos es un recuerdo.
Por lo visto a esto de fotografiar desconocidos por la calle, en nuestro viaje, ahora se le llama street photography. Y yo, que hasta hace poco lo desconocía, me he pasado a esta vertiente sin ser consciente.
En el claustro de la Catedral de Tudela
Motivos por los que pasarnos al street photography cuando viajamos
¡Que la desesperación no pueda conmigo!
Los lugares turísticos clave por los que todo turista se deja caer, están excesivamente masificados. Hacer fotos a las personas e integrarlas dentro del paisaje nos hace tener una visión más real del lugar que visitamos. Yo todo lo justifico con “y así es como realmente estaba (inserte aquí el nombre del lugar)”.
Así es como realmente estaba la Plaza del Reloj Astronómico
Supone un reto
Hay que ser rápido, discreto (aunque lleves una hormigonera por cámara) y espontáneo. Personalmente no me gusta hacer fotos cuando viajo porque no vivo el momento, lo observo a través del visor. Y por este motivo hacía las fotos con dejadez cuando me embarcaba en un viaje aunque me lamentaba poco después cuando las ojeaba en casa.
Sin embargo, ahora me pica el gusanillo por capturar esa foto inesperada que me obliga a estar alerta y observar más allá de la belleza paisajística. Por eso considero que pasarse al street photography aumenta la curiosidad por la fotografía.
En el Puerto de Barcelona
Te permite ser creativo
Foto de un edificio, foto de una basílica, foto de una piedra, foto de una baldosa. Elemento estáticos que, vale están bien y gusta hacerlos, pero que cuando llevas 800 fotografías es un más de lo mismo. Búscale la vuelta e integra humanos en las composiciones. A menudo sirven para ver la magnitud del lugar y la vida en torno a ese histórico elemento de la ciudad.
Día a día en Praga
Y con esto quiero decirte: Viaja, sal de excursión y haz muchas fotos. No hay por qué renunciar a las típicas fotos de turista, pueden ser un recuerdo para comentar y graciosas para enseñarlas (por hortera que puedan parecer); ni tampoco renunciar a fotografiar elementos estáticos. Pero cuando se te cuele un grupo de asiáticos con guía incluido recuerda que “así es como realmente estaba la Plaza del Pilar”.
Nos vemos en el próximo viaje.
Hasta entonces,
Viaja et verba