Parques de Gijón II: parques de barrio
Hola a todos y bienvenidos un día más. ¿Qué tal ha ido el finde? Espero que fenomenal.
Hoy traigo un post sobre parques, que es una especie de segunda parte de uno sobre parques en el centro de la ciudad que podéis ver aquí.
Y sin más rollo empezamos.
En el post anterior os contaba que cuando mis hijos eran pequeños, o cuando mi hermana y yo también lo éramos, siempre buscábamos los parques de los lugares a los que íbamos de viaje o excursión, porque un parque es una forma genial de divertirse. He estado en muchísimos y todos tienen algo mágico.
En el post anterior proponía 5 parques céntricos, y hoy lo haré con 5 parques de barrio. En Gijón entre parques, plazoletas y jardines tenemos unos 110 y ocupan un millón y medio de metros cuadrados, así que he elegido 5 que me gustan mucho, y he dejado un montón en el tintero.
Parque de Los Pericones
Este tiene post propio que podéis ver aquí pero no podía dejar de ponerlo. Está entre dos barrios, Ceares y El Llano y es la mayor arboleda urbana de Asturias. Tengo fotos de este lugar en muchos I´m Currently loving porque es un lugar al que siempre me apetece ir, ya sea de picnic, a leer o a contemplar la ciudad. Si estáis por la zona os lo recomiendo, con o sin niños, con perros, con amigos...merece la pena.
Parque de Carlos Marx
A este parque no he ido mucho, no me queda cerca y no he pasado allí mucho tiempo, era más bien un parque al que llevar a mis hijos cuando íbamos a ir a un sitio en tren(salíamos antes para que jugaran y desfogaran) o cuando iban con uno de sus primos. Pero a pesar de no ir mucho me encanta, por eso lo recomiendo.
Se encuentra entre la avenida de Carlos Marx y la avenida de Portugal. Es un parque bonito, con mucho arbolado y una zona amplia de juegos. Además hay terracitas y en verano es de lo más agradable.
Si nos gustan las esculturas allí tenemos la de " La república", que es de hierro fundido.
Parque de Nuevo Roces
Aquí tengo un poco de lío porque una parte se llama Parque de Los Locos, en honor a un estupendo grupo musical. Algunos de sus integrantes fallecieron en un accidente y como curiosidad el hijo de uno de ellos es amigo de mis hijos, y obviamente es músico. Pero vamos, qu ees un parque de Nuevo Roces.
Es un lugar que está en las afueras, muy cerquita del parque para perros, y aunque no tiene nada especial a mí me encanta pasear por él.
Parque del cerillero o Calixto Rato
Durante años viví en el barrio en el que está este parque, La Calzada. Es un barrio obrero de la zona oeste que me ha servido de inspiración muchas veces, que forma parte de la historia de Gijón y que está en mis raíces.
El parque ha cambiado mucho, pero ha sido escenario de mis primeros pasos, mis primeros juegos y de esos primeros amores adolescentes.
Es un parque que tiene la friolera de 105 años y allá por 1915, un grupo de hombres y mujeres miembros de la Sociedad Cultura e higiene de La Calzada, convirtieron unos terrenos que en realidad eran lodazales y que eran donación de unas fábricas, en el primer jadín proletario de Asturias. Por entonces los niños también participaron en su construcción, para que se sintieran parte del logro.
En este parque jugaron mis padres y jugamos mi hermana y yo. Mis tíos, mis cuñados y mis sobrinos también gastaron horas allí, y ahora, por esos azares de la vida, mi hijo también pasa por ahí muy a menudo. Es mi parque, uno de los que me ayudó a crecer.
Parque del Lauredal
He dejado mi preferido para el final. Cuenta con más de 20000 metros cuadrados y entre otras cosas maravillosas tenemos el "Monumento a la paz mundial", que es de hormión y hierro.
Para hablar de este sitio necesito más de un post. Está ubicado en una finca señorial, y mi madre vivía en una de las orillas, junto a mi tío y abuelos. Eran guardeses de la finca, y su infancia transcurrió en parte entre esos 20000 metros cuadrados de jardines.
Cuando se convirtió en parque mi hermana y yo aprendimos allí a montar en bici de dos ruedas, llevábamos a nuestro perro para que jugase y salíamos a pasear en verano, después de la lluvia, porque nada olía como aquel parque tras la lluvia de verano.
Luego llegó la adolescencia y las tardes de los viernes las pasábamos allí, leyendo Superpop y esperando a los chicos que nos gustaban. Mi pandilla tenía un banco en concreto, y acudíamos allí sin necesidad de enviar un montón de whatsapp, sabíamos que todos estaríamos allí.
Entre esos vetustos árboles viven muchos recuerdos, la mayoría buenos, y alguno malo. Viven besos robados, historias al atardecer y conversaciones de amigas que perduran en el tiempo. Vive mi pasado y el de mis amigos, y seguramente el de muchas otras generaciones.
Mis hijos han ido mucho, de pequeños y también de adolescentes, aunque ellos iban en autobús porque no estaban tan cerca como yo. Seguramente muchos de sus recuerdos siguen ahí, callados, entre los recuerdos de muchos otros.
Y estas son mis propuestas si estáis en la ciudad os venrán genial, para que entre museo y museo, o entre sidrina y playa, tengáis algo verde.
Mil gracias por leerme y nos vemos el miércoles con algún truco.
¡¡¡¡¡Feliz semana!!!!