Tras años de espera, un marketing minimalista con un solo tráiler lanzado antes de su estreno, llega a nuestros cines: Silencio. El esperadísimo y último trabajo de uno de los grandes entre los grandes: Martin Scorcese
Silencio cuenta la historia de dos jesuitas portugueses viajan a Japón en busca de un misionero que, tras ser perseguido y torturado, ha renunciado a su fe. Ellos mismos vivirán el suplicio y la violencia con que los japoneses reciben a los cristianos. Scorcese llevaba más de dos décadas años detrás de este proyecto, para ser más exactos desde que leyó la novela de Shusaku Endo en el 1989. Por lo tanto, habiendo visto el resultado final, uno puede entender el gran tiempo invertido, ya que Silencio supone ser uno de las mejores y más interesantes (de analizar) trabajos de Scorcese.
Silencio es ante todo una historia sobre la fe. Y si os digo la verdad, el tema que trata la película de primeras, no me llamaba mucho pero una vez comienza con esa cruda y potente primera escena, es difícil no embarcarse en el viaje emocional y reflexivo que propone Scorcese. Porque si de verdad llegas a conectar con la historia y debate interior del personaje de Andrew Garfield, saldrás totalmente reconfortado y quizás agotado emocionalmente, pero habrá merecido la pena, creánme.
El último trabajo de Scorcese es denso y complejo. Tiene partes más llevaderas que otras (la segunda mitad me parece ligeramente mejor) en cuanto a ritmo, pero como ya he dicho, si conectas con lo que te están contando, y es difícil no hacerlo con esa brillante fotografía de Rodrigo Prieto, las casi 3 horas, no te aburrirás en ningún momento. Lo mejor de Silencio, aparte de su rico debate entre la religión budista y la cristiana, son ciertos momentos crudos y difíciles de ver, pero que a la vez resultan casi evocadores visualmente hablando, por la excelente dirección de Scorcese (como usa el punto de vista en la escena en la que Garfield ve cierto suceso encerrado en una prisión de madera).
Volviendo al debate que abre la película enfrentado a la religión cristiana contra la budista, resulta reconfortante el hecho de que la película no se posiciona claramente en ningún lado en esta cuestión. Sin embargo, donde Silencio da un paso hacia adelante y en mi opinión resbala un poco, cuando intento dar respuesta al silencio (de ahí el titulo del film) de Dios siempre que nos intentamos comunicar con él. Este es uno de los aspectos claves de la película y aunque para un servidor no termina de convencer la respuesta que quiere dar Scorcese, por otro lado no me lo tomo como algo negativo, ya que se trata de un tema extremadamente subjetivo y personal para cómo ve este tema cada uno.
El reparto de Silencio es uno de los pilares del film. Comenzando por Andrew Garfield, quien no me extrañaría verle nominado, ya que el actor británico se deja la piel en uno de sus mejores papeles. Su personaje pasa por un complejo viaje emocional y Garfield transmite cada una de las etapas de ese viaje a la perfección, brillando en los momentos más desgarradores. Por otro lado Adam Driver está más que notable, siendo un secundario importante en la trama. Del reparto jápones destacar a Tadanobu Asano, que hace de intérprete de Garfield y Driver en terreno desconocido y sobretodo a Issey Ogata, como el temido y respetado jefe del poblado.
Silencio es un denso, complejo y redondo relato sobre la exploración y el significado de la fe con crudos momentos que se quedan grabados en la retina. Un viaje emocional reconfortante y satisfactorio que explora los límites de la fe de manera profunda y reflexiva. Además de ser uno de los trabajos más interesantes de Scorcese. Imprescindible
Nota: 8,5/10
Por @Fasspittewan