Introducción
Hay días, incluso épocas, en las que nos despertamos y sentimos que nuestro cuerpo, incluso nuestra vida, no nos pertenece. Nos levantamos, nos vestimos, vamos del punto A al B y, entre medias, hacemos mecánicamente las tareas asignadas y cumplimos con las obligaciones adquiridas, sientiéndonos, poco a poco, cada vez más apagados.Esto se debe a que nos hemos desiquilibrado, a que nos hemos desconectado de nosotros mismos.
Ante esto sólo hay una solución:
Pararse y encontrar lo que nos hace sentir bien para no perder la perspectiva y la conciencia de nuestra vida, en definitiva: qué es lo importante para nosotros.
Una vez leí: «todo tiende hacia lo que le hace sentir bien en el Universo», lo que pasa es que a veces el día a día nos come, la situaciones nos sobrepasan, no sabemos gestionarlas, etc., y se nos olvida que: la naturaleza del ser humano es la de estar y sentirse bien.
Pero como mi guía de la India nos dijo una vez:
«Todas las respuestas están en tu interior»
Tan sólo tienes que…. cerrar los ojos y escucharte para volver a reequilibrarte.
¿Parece sencillo verdad? Pero a veces no lo es: hay personas que no se sienten capaces de sentarse y mirar hacia adentro, por falta de práctica (a veces es complejo escarbar en la maraña de pensamientos y sentimientos que tenemos en nuestro interior), o incluso por miedo. Y también están aquellas otras que se dejan llevar por sus autoexigencias, las de la sociedad, la pareja, los amigos, el trabajo, etc., y dejan en un segundo plano lo que a ellas les hace sentir bien.
Así que si este es tu caso, no pasa nada, paciencia. Al igual que meditar, escucharse necesita práctica pero eso sí, deberías, precisamente… ¡practicar!
Dedicarte unos minutos al día a escucharte y ver cómo te sientes, qué quieres, qué te gusta, qué te hace sentir bien, qué no…
Recordad, estar en piloto automático durante demasiado tiempo, dejaros arrastrar por el estrés y las obligaciones y, simplemente, no parar de vez en cuando, hará que os desiquilibréis y, el desequilibrio, probablemente hará que os enferméis tanto a nivel físico como mental. Nota:
La enfermedad es la forma que tiene nuestro cuerpo de decirnos que llevamos demasiado tiempo sin cuidarnos.
Consejos para sentirte bien
Mientras averigúais qué os hace sentir bien (repito, es un proceso), yo os comento qué cosas me hacen sentir bien a mí por si queréis probar algunas, todas, adaptarlas… Son ideas que os presto con el objetivo de que volváis a encontrar el equilibrio y os sintáis a gusto, que de eso se trata. Ya sabéis, por la entrada 51 cosas sobre mí, que:Cambié el paradigma de la felicidad por el concepto de estar a gusto con la vida.
Como veréis son cosas muy sencillas que no requieren ningún tipo de esfuerzo, en ningún sentido, y mucho menos en el económico.
Hacer una pausa
Hacer una pausa es algo básico y esencial tanto si nos ha arrastrado la vorágine de responsabilidades como si no. Yo antes me dedicaba a producir, producir y producir, y no hacerlo me parecía malgastar mi tiempo. Hasta que distintos «bajones» e incluso enfermedades me recordaron que «por ahí no».Nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan descansar para recargar las pilas. Por ello, al menos dos veces al día paro durante 10 minutos para meditar. Y con meditar no me refiero a dejar de pensar, si no a no hacer NADA, a cerrar los ojos (o no) y a escucharme.
Hacer algo que te gusta
Cambia tu foco de atención de aquello que te genera incomodidad, estrés o angustia hacia algo que te gusta hacer. En mi caso es leer, quedar con mis amigos o participar en mi programa de voluntariado. En vuestro caso puede ser bailar, cocinar, pintar, fotografiar… Serían todas aquellas actividades que os ayudan a estar «en el momento presente», viviéndolas con consciencia.Salir a la naturaleza
Está demostrado científicamente que entrar en contacto con la naturaleza (la montaña, el mar…), nos desintoxica por dentro y por fuera. Estamos expuestos a muchos tóxicos en las ciudades a través de la contaminación, pero también a través de su consumo por medio cosméticos y alimentos. Salir al campo o a la playa nos ayuda a «limpiarnos» un poco y, además, a despejar nuestra mente.Hay un frase que utilizan los japoneses y que me gusta mucho: «darse un baño de bosque». Iba a añadir: «deberían inventarlo en pastillas», pero no, hay cosas que hay vivirlas y disfrutarlas in situ con los cinco sentidos.
Practicar deporte
Poco más tengo que decir que no se haya dicho ya de los beneficios de practicar deporte de manera moderada y regular. Al igual que el caso anterior, sus beneficios son tanto a nivel externo como interno.Os voy a contar mi experiencia: soy anti gimnasios. Odio encerrarme en un sitio para hacer pesas o máquinas. Es algo que me desmotiva totalmente, a parte que en ese sentido soy bastante vaga por naturaleza. Pero, como soy consciente de que tengo que hacer ejercicio, he buscado aquellos deportes que no me suponen un esfuerzo, sino que para mí son un hobby. Así no puedo encontrar excusas para no ejercitarme.
Principalmente son aquellos que puedo practicar al aire libre: senderismo, patinaje y esquí. Y, en cuanto a la tonificación y al cardio, he dado con la única fórmula que a mí me funciona: entrenar con un grupo reducido (6 personas) supervisado por un profesional.
Voy a contaros un secreto y un truco.
El secreto. En los últimos meses he tenido dos momentos realmente malos. En el primero, estaba a la espera de que me dieran unos resultados médicos en los que cabía la posibilidad de que tuviera un enfermedad realmente grave. En el segundo, había enterrado a un ser querido. En ambos casos, por la tarde, fui a entrenar. Fue la única hora de todo el día en la que no pensé en lo que me estaba pasando fuera, me fatigué hasta la extenuación, sonreí junto a mis compañeros y liberé endorfinas (la hormona de la felicidad). Practicando deporte no eliminé mis problemas, pero me sentí mejor.
El truco para practicar deporte es no cuestionarlo. Yo no me planteo si me tengo que lavar los dientes, si me tengo que duchar o si tengo que comer. Lo hago porque tengo que hacerlo, porque es bueno para mí y punto.
Tomar un baño o una ducha
Una de las cosas más efectivas que me devuelven del mundo del caos al de la calma es: darme una ducha.Si tenéis bañera (de un tamaño razonable) podéis daros un baño largo, con alguna esencia, escuchar música, etc. Pero si no tenéis, o no os gustan, también podéis hacer como hago yo: me doy una buena ducha y trato de estar presente el máximo tiempo posible sintiendo la temperatura del agua, el roce de la esponja en mi piel, el olor del gel… y poco a poco el torbellino de ideas se va yendo por el desagüe.
Os voy a contar mi truco definitivo: hubo una época en la que tenía ataques de pánico de manera bastante frecuente. Busqué en internet trucos para gestionarlo y hubo uno muy sencillo que me encantó: ducharse y, al final, abrir el agua fría. Os aseguro que el shock que produce el cambio brusco de temperatura elimina en el acto cualquier «problema» que tengáis en ese momento en vuestra cabeza. Desde que lo descubrí lo hago todos los días.
Tomar algo rico
Uno de los pequeños grandes placeres que me hacen sentir bien es tomar (comer y/o beber) algo rico, algo que realmente me encante.La foto que vais a ver a continuación es de hace un rato. No os podéis imaginar el inmenso gozo que he sentido al sentir la taza de caliente de té entre mis manos. La he disfrutado desde el sofá, tapada con una manta mientras escuchaba llover fuera (la primera tormenta que anuncia el fin del verano). No puedo describiros el sabor y el olor de ese chai masala que me transporta de nuevo a la India y me ayuda, durante un merecido descanso, a desconectar de mi día de teletrabajo y a sentirme bien.
Conclusión
Como habréis podido comprobar, todos los consejos que os he dado son pequeñas acciones que no cuestan nada, sobre todo dinero, y que pueden ayudar a que os sintáis bien.Repito que son cuestiones que a mí me funcionan y que puede que a vosotros también. Pero, si no es el caso, os animo a que os sentéis, cerréis durante unos pocos minutos los ojos y simplemente os escuchéis, nada más. Por un lado, os bajaréis de «la rueda de hámster» y, por otro, puede que hasta consigáis sentir a vuestra voz interna diciéndoos por dónde debéis seguir.
Estoy segura de que poniendo todos o algunos de estos consejos en práctica vais a conseguir sentiros bien pero, si sois conscientes de que estáis pasando una mala racha que se está alargando más de la cuenta y creéis que ya nada os funciona… Hacedme caso y buscad ayuda profesional.
Os deseo de corazón que os sintáis a gusto con la vida.
Y a vosotros ¿qué pequeñas cosas os hacen sentir bien? Me encantaría leerlo en los comentarios.
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Namasté