– Ser hospitalario significa abrir el corazón además de la puerta de casa.
– Tener invitados es compartir una emoción.
– El recuerdo del placer de haber estado juntos es indeleble.
– El menú, el equipo y el ambiente son los pilares de cada reunión.
– El evento perfecto involucra todos los sentidos.
– Son los detalles que hacen que una invitación no sea trivial.
– Una invitación es como el horizonte: al acercarse siempre se descubre alguna novedad.
– La perfección cuenta menos que la serenidad transmitida a los huéspedes.
– No importa que la ocasión sea especial, pero si la atención a los huéspedes.
– La química entre los huéspedes es crucial para el éxito de una reunión.
– Al recibir a los invitados, el refinamiento no es ostentación.
– Los huéspedes deben sentirse halagados, no nuestros egos.
– El bienestar se encuentra en el ambiente, incluso antes de llegar a la mesa.
– No es imposible crear un sueño hecho realidad para los huéspedes.
– Una reunión requiere buenos modales, no etiqueta.
– Cuando tenemos huéspedes, los pequeños gestos valen más que los grandes presupuestos.
– En la reunión, el verdadero lujo está en la forma en la que se desarrolla.
– En cada reunión, la tradición y la originalidad pueden convivir.
Estas no son reglas, para nuestros huéspedes son apreciaciones que deberíamos tener para no dejarnos llevar por nerviosismo, deseo de ostentación, y todos esos detalles que muchas veces empañan los encuentros, en práctica la clave de todo es la de dejarse llevar por el sentido común y hacer sentir cómodos a los invitados, empezando por sentirnos cómodos nosotros.