Hanoi
La capital vietnamita es también la más norteña y una de las más bonitas del país. Tranquila y culta, se organiza en torno al lago Hoan Khim, un paraje ideal para practicar el tai-chi, como hacen muchos de los lugareños de buena mañana. Aseguraos una habitación nada más llegar, porque no hay demasiadas plazas hoteleras y quizás tengáis que recurrir a las habitaciones privadas, una interesante opción para descubrir el movimiento de las cocinas, siempre trajinando. No en vano, cuentan con más de 500 platos “comunes” en cualquier mesa.Hanoi albergó la primera universidad vietnamita en un edificio conocido como el Templo de la Literatura (ver web), cuya construcción data del siglo XV. Menos bellas son las paredes del Mausoleo dedicado a honrar la memoria del fundador del partido comunista, Ho Chi Minh. Pero lo que sin duda es una maravilla que no debéis perderos es el Teatro de las Marionetas de Agua (más información), también junto al lago Hoan Khim. Los vietnamitas tienen una gran tradición de teatro de marionetas, como buena parte de los países asiáticos, pero ellos además disfrutan con el movimiento de éstas en el agua. Quizás incluso podáis comprar alguna en las tiendecillas del Barrio de las 36 calles, donde cada una de ellas está especializada en un tipo de productos, a escoger entre sedas, algodones, cestos…
Hué
La monumental e histórica ciudad de Hué, atravesada por el río “Perfume”, es también la más bella del país. Hué fue la capital hasta el fin de la II Guerra Mundial y por este motivo su Ciudadela y sus restos imperiales son realmente impresionantes. Una de las mejores maneras de conocerla es pasear en barco por el río, que incluye una panorámica de las Tumbas Reales.Hoi An
Situada justo en el centro de , esta ciudad fue esencial en las rutas comerciales hasta hace un siglo. Aún conserva mucho de los antiguos encantos en sus calles y puentes. El más interesante de todos ellos es el Puente Cubierto Japonés, que, con más de 400 años de antigüedad, sigue firme, tal como lo quisieron en su momento las comunidades china y japonesa que vivían en el lugar y que lo construyeron para quedar unidas. Ese dinamismo sigue presente cada mañana en el mercado. Al amanecer, llegan los portadores de pescado y todo es brío en los puestos donde se regatea y se charla bajo los sombreritos cónicos que todo el mundo lleva para protegerse del sol. Visitad las casas de los antiguos comerciantes, de las cuales aún siguen en pie más de 800, y si os gustan, aprovechad para encargara vestidos de seda, porque aquí se hacen a medida, incluida la del presupuesto.Esperamos haber despertado tus ganas de viajar y te recordamos que seguimos aquí para resolver las que te puedan ir surgiendo.
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