Aunque para muchos, y gracias al género que tanto abunda en nuestras salas los últimos años, el cine es entretenimiento puro, hubo un tiempo no muy lejano en que era algo más. En esa época, el cine era una sucesión de imágenes acompañadas de buena música que nos contaban una historia la cual mágicamente, despertaba nuestros sueños, emociones y sentimientos.
Seguramente entre todos podríamos generar una larga lista de títulos de este cine tan particular donde, sin ningún género de duda nos encontraríamos la gran cinta italiana de 1988, “Cinema Paradiso” que es, además, la cinta que os queremos comentar hoy.
“Cinema Paradiso” nos desplaza directamente a la Roma de los años 80. Allí nos encontramos con Salvatore Di Vita (Jacques Perrin), un famoso director de cine italiano durante un regreso a su casa por la noche. Una vez en casa, su novia actual le transmite la noticia de que ha llamado su madre para informarle que un tal Alfredo ha muerto en Giancaldo (Sicilia), su pueblo natal.
Salvatore, quien hace 30 años que abandonó Giancaldo para no volver, se mete en la cama e inmediatamente empieza a pensar en su infancia, pocos años después de la Segunda Guerra Mundial, cuando con únicamente 6 añitos era conocido como Totó (Salvatore Cascio), un joven travieso con un amor de lo más particular, el cine.
En esos años difíciles y con un padre desaparecido en la guerra, Totó pasa todo el tiempo libre que tiene en el cine de Giancaldo, el “Cinema Paradiso”, donde además de ver todas las películas que se proyectan, descubre que el párroco del pueblo censura las escenas más calientes de las cintas, y se empieza a interesar por la sala de proyección, donde después de un tira y afloja acaba entablando una particular amistad con Aldredo (Philippe Noiret) el proyeccionista.
Totó y Alfredo, en la sala de proyección del "Cinema Paradiso"
Con el paso de los días, la confianza entre ambos ha ido creciendo, y lo ha hecho tanto que Alfredo le enseña a Totó cómo funciona el proyector empezando así a ayudarle en su trabajo. Un día, con el cine repleto, Alfredo decide proyectar la película además de en la sala, en la pared de una casa cercana, con tan mala suerte que el proyector se prende y el cine entero es devorado por las llamas. Por suerte para Alfredo, el pequeño Totó consigue rescatarlo aunque el precio que acaba pagando el bueno de Alfredo es alto, ya que queda totalmente ciego.
Tiempo después, un vecino del pueblo reconstruye el “Cinema Paradiso” convirtiéndolo en el “Nuevo Cinema Paradiso” y dándole el trabajo de proyeccionista al pequeño Totó, ya que es el único del pueblo capaz de realizar dicho trabajo.
10 años más tarde, un Totó adolescente continúa proyectando en el cine, pero su afición ha ido más allá, ya que, además de haber descubierto el amor, ha empezado a experimentar con una cámara de cine doméstica, y todo con la ayuda y consejos de su buen amigo Alfredo. A la vuelta del servicio militar y después de un amor fallido, Alfredo insta a Totó a abandonar Giancaldo para seguir el destino de su corazón, y hacerlo sin mirar atrás.
Como es evidente, lo hace, aunque nosotros no os contaremos lo que ocurre, ni obviamente, como afecta esto al desenlace de “Cinema Paradiso”.
Lo que sí que os contaremos es nuestro punto de vista sobre el apartado técnico de “Cinema Paradiso”, en el que nos encontramos con un fabuloso trabajo de Giuseppe Tornatore (su director) quien consigue aunar algo tan difícil como: un buen guion, un gran montaje, un bien escogido casting y una maravillosa Banda Sonora Original (esta, de las manos del maestro Ennio Morricone y de su hija Andrea) y hacerlo además, con una carga emocional rara vez vista en el cine, usando precisamente el cine y la amistad entre dos personajes diametralmente opuestos para transmitir dicha emoción. Sin lugar a dudas un trabajo excelente.
Desde el punto de vista interpretativo os diremos que en “Cinema Paradiso” nos encontramos, principalmente, antes dos excelentes trabajos, el de Philippe Noiret dando vida al sufrido, paternalista y abnegado Alfredo y sobre todo el del pequeño Salvatore/Totó (Salvatore Cascio) quien consigue transmitirnos como muy pocos en el cine el sentido de la amistad auténtica (con el amor entre amigos que mantiene con Alfredo), del primer amor, y como no, de ese gran amor de su vida, el cine. En definitiva, dos grandísimos trabajos retroalimentándose de dos grandes personajes.
En el equipo creemos que con “Cinema Paradiso” estamos ante una película realmente excepcional, una de esas películas que no sólo dan sentido al séptimo arte, sino que ayudan también a crecer al propio espectador. Para los miembros de este equipo “Cinema Paradiso” es una auténtica joya, una obra imperdible, y como tal, recibe muestro 10 sobre 10.
Título original: “Cinema Paradiso” – 1988 – Italia
Duración: 155 minutos
Dirigida por: Giuseppe Tornatore
Género: Drama