Rincones al fresco
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
A estas alturas del verano a lo mejor hay quien todavía está buscando un lugar en el que estirar la toalla sin tener que andar demasiados kilómetros. Por suerte, Castilla y León cuenta con una gran cantidad de rincones hasta los que es posible acercarse y disfrutar de una refrescante jornada de naturaleza y agua. Especialmente en las zonas de montaña, muchos ríos ofrecen tentadoras pozas de aguas cristalinas donde lo difícil es aguantar sin inmutarse la impresión del primer momento. Para los menos aguerridos está la amplia oferta de embalses que ofrecen algún rincón de sus orillas acondicionado para el baño. Muchos de los pueblos que tienen la suerte de ver pasar un río cerca también cuentan con algún rincón especialmente preparado para los refrescantes chapuzones del verano. En último caso, abundan los sotos ribereños en los que la sombra y el frescor del agua al caer la tarde son suficientes para esquivar una jornada de calor agobiante.
Para quien prefiera la seguridad que otorga la vigilancia institucional está también el listado oficial de zonas aptas para el baño que la Consejería de Sanidad actualiza cada semana hasta el 15 de septiembre. El listado de este año incluye treinta lugares de cuya idoneidad se va dando cuenta en función de la calidad de las aguas a lo largo del verano. Aquí apuntamos, a modo de sugerencia, cinco de ellos. ¡Buen chapuzón!
01. Playa de Pita (Soria).
Playa del embalse de la Cuerda del Pozo. Abejar. Soria. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
No tiene olas pero muchos la disfrutan como si fuera la de un auténtico mar de interior. El embalse de la Cuerda del Pozo, que también recibe el nombre de La Muedra en recuerdo al pueblo que hubo que sumergir para su construcción y cuya torre de la iglesia todavía despunta cuando está bajo, es uno de los seis grandes embalses de la cuenca del Duero y el único que regula a este río en su cabecera. La playa de Pita es su playa oficial y lo es con todas las consecuencias: embarcadero, chiringuito, camping, parque infantil, arena fina, patines de agua y empresas que te organizan por menos de nada un rato de piragua, velero o windsurf. El acceso a la playa se localiza en la carretera que une Abejar con Molinos de Duero.
Una vez terminado el rato playero la zona cuenta con un gran número de cosas que ver y hacer. No en vano el embalse se enclava en el corazón del mayor pinar de pino silvestre de toda Europa. Del entorno sobresalen las localidades de Vinuesa y Molinos de Duero con notables muestras de arquitectura tradicional. Un paraje natural sobresaliente es la también cercana Laguna Negra cuyos misterios Machado retrató con notable maestría en su poema “La Leyenda de Alvargonzález”.
02- El embalse de Ruesga (Palencia).
Playa del embalse de Ruesga. Parque Natural de Fuentes Carrionas. Montaña Palentina. Valle Estrecho. Palencia. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Es, junto al embalse de Aguilar de Campoo, una de las dos zonas consideradas aptas para el baño en la provincia de Palencia por la Junta de Castilla y León. El de Ruesga es, además, uno de los más antiguos de toda la Comunidad. Fue construido en 1923 con el fin de controlar las avenidas del río Rivera, almacenar agua para regadíos y, junto a otros, poder regular mejor los aportes que precisa el Canal de Castilla. También es uno de los más pequeños de España, embalsa unos 11 hectómetros cúbicos de agua en 106 hectáreas de superficie. Esta sensación de pequeño lago puede crear una falsa sensación de inocuidad que ha sido motivo de numerosos accidentes. No hay que confiarse en exceso ni salir de la zona recomendada para el baño: en algunos puntos tiene hasta 20 metros de profundidad y el peligro de larguísimas algas que acaban enredándose en los pies de los bañistas causando graves accidentes.
03 – Embalse de Aguilar de Campoo (Palencia).
Playa del embalse de Aguilar de Campoo. Río Pisuerga. Palencia. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Quienes prefieran una zona de baño con más trasiego y algún servicio tienen los arenales de la playa del embalse de Aguilar de Campoo. Hay varios, pero el más desahogado, se localiza en la orilla derecha del embalse por la carretera que lleva hacia la ermita de la Virgen de Llano y la localidad de Barrio de Santa María. Una vez finalizado el baño -o si el tiempo no acompaña- la posibilidades de hacer turismo en la zona son inmensas. Sin salir de la localidad, seguimos teniendo, por ejemplo, un apetecible paseo al fresco por los sotos del Pisuerga. Pero no hay que olvidar que Aguilar es el punto de arranque de numerosas rutas para disfrutar del románico de la Montaña Palentina. Por eso puede ser una buena idea acercarse hasta el monasterio de Santa María la Real y recorrer con calma el “Centro Expositivo ROM: Románico y Territorio”, con numerosas claves sobre este estilo. En Aguilar, además del monasterio destacan su colegiata de San Miguel, la iglesia de Santa Cecilia o, en todo lo alto, las ruinas de su castillo.
04- El Chorro de Navafría (Segovia).
Chorro de Navadfría. Segovia. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
El parque natural de El Chorro de Navafría ofrece la experiencia de un chapuzón refrescante al amparo de la sombra de los aromáticos pinares del piedemonte segoviano. La zona, acotada y conservada por el Ayuntamiento de Navafría, ofrece durante el verano lo necesario para pasar una buen día de naturaleza y agua -mesas, servicios, fuentes- y dos piscinas naturales, una para niños y otra para adultos, que se rellenan con el agua del Cega. El precio son cuatro euros por vehículo. De postre, siempre queda el aliciente de un paseo hasta el Chorro que da nombre al paraje, una cola de caballo que se descuelga por un tobogán de granito en medio de los pinares.
05- Playa de Arija (Burgos).
Embalse del Ebro. Playa de Arija. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Las arenas de la playa de Arija, en el embalse del Ebro, son de tal calidad que, de hecho, cambiaron la vida de esta población del norte de Burgos cuando en 1906 la fábrica Cristalería Española descubrió que resultaban excelentes para la fabricación de cristales. Tras la construcción del embalse, que se alargó entre 1920 y 1948, la fábrica se terminó trasladando a Avilés aunque la explotación de sus arenas continúa. La instalación de la fábrica supuso también la creación de un nuevo barrio, Vilga, para acoger a toda la población relacionada con la nueva industria. Sus aires historicistas se muestran ahora, después de más de cien años, entre decadentes y románticos. Tras el llenado del embalse el barrio quedó justo a la orilla, así que el paseo por sus calles es un atractivo añadido a la visita de esta playa. De hecho la playa, junto a la que se sitúa también un camping, se encuentra al final de este barrio cuyas arquitecturas marcan a las claras las distintas posiciones sociales de quienes las habitaron en su día. Un largo puente comunica la península en la que se sitúa este barrio fabril con el barrio más antiguo de Arija. En éste, de estilo puramente montañés, sobresale la torre de la iglesia de Nuestra Señora, del siglo XIX. A un costado queda el edificio del Ayuntamiento, antiguo palacio episcopal cuya fachada presiden don grandes escudos.
El embalse es un importante enclave natural protegido con especial relevancia para las aves. Existe la posibilidad de observarlas desde el observatorio de aves ubicado en Poblaciones. Una de las estampas más singulares del embalse la brinda la torre de la iglesia del pueblo sumergido de Villanueva emergiendo de entre las aguas como un faro.
Y tú: ¿qué lugares prefieres para bañarte en Castilla y León?
****
¿Te ha gustado este artículo?
****