Una iglesia única que al mismo tiempo es una auténtica galería de arte se encuentra en la antigua mina de sal de Wieliczka, a más de cien metros en el subsuelo
La capilla de Santa Kinga en la mina de sal de Wieliczka es única en muchos aspectos. Probablemente por eso atrae no solo a turistas que buscan la emoción de una experiencia “más allá de lo terrenal”, sino también parejas de prometidos que, fascinadas por la magnificencia del entorno, quieren casarse aquí.
La iglesia más grande del mundo construida bajo tierra se encuentra a una profundidad de 101 metros en la mina de sal de Wieliczka. Hecha exclusivamente con sal de roca, está consagrada a santa Kinga, una santa patrona de los mineros de sal. El lector podría imaginar el lugar como oscuro y tenebroso, pero nada más lejos de la realidad. La espléndida capilla, de 54 metros de largo, 12 de alto y 18 de ancho, está atravesada por la luz de elaborados candelabros hechos de cristales de sal.
Santa Misa en la capilla de Santa Kinga.
Todos lo que deseen esconderse bajo tierra y sumergirse en oración contemplativa, aquí pueden hacerlo, porque en la capilla de Santa Kinga se rinde culto regularmente; se celebra la Santa Misa todos los domingos y, por ejemplo, también en Nochebuena a medianoche. En la década de 1890, la capilla estaba localizada en una parte de la mina todavía en uso, aunque durante más de un siglo ha sido únicamente una joya con la que maravillarse. No es sorpresa, ya que su interior es una auténtica galería de arte, repleta de obras de talentosos mineros escultores. Los principales artistas del lugar fueron Antoni Wyrodek y los hermanos Józef y Tomasz Markowski.
Reliquias de santa Kinga en Wieliczka.
Fue Tomasz Markowski quien esculpió el altar mayor, la parte más importante de la capilla. Compuesta de tres secciones, los paneles laterales del altar incluyen las figuras de san José y san Clemente (santo patrón de los mineros y de la parroquia local), con la estatua de santa Kinga en el centro. Las reliquias de la santa fueron depositadas aquí en el nicho del altar en 1994. Tomasz Markowski es también el autor del púlpito, cuya sección inferior representa la colina de Wawel en Cracovia y el castillo construido sobre ella, con muros defensivos. Igualmente, Markowski realizó los altares laterales, los relieves titulados Decreto de Herodes y La masacre de los inocentes y una estatua de Nuestra Señora de Lourdes.
Otro artista minero, Antoni Wyrodek, decidió trabajar en los accesorios de la capilla. A él le debemos la baranda, hecha de sal de roca, que separa el presbiterio de la capilla, además del suelo de sal. Los relieves del artista se centran en escenas del Nuevo Testamento, como La huida a Egipto y Las bodas de Caná. Inspirado por un fresco de Leonardo, realizó además La última cena. Además de los sobrerrelieves, en la capilla pueden encontrarse obras de arte que aluden a otros fragmentos de las Escrituras.
Estatua de sal de Juan Pablo II
En el lado derecho, quedaremos deslumbrados por la belleza de la escena de Natividad esculpida por Mieczysław Kluzek, y en el presbiterio podemos ver la cruz papal, que aquí simboliza las cuatro minas de sal de Polonia (Wieliczka, Bochnia, Sieroszowice y Kłodawa). Por este motivo se emplearon cuatro tipos de sal en la construcción de la cruz. Además, se instaló en la capilla una estatua de Juan Pablo II en 1999. Una imagen obra de Stanisław Anioł y sus ayudantes, la figura es el único monumento al santo papa hecho en sal en todo el mundo.
Antes de que la mina de sal fuera por fin clausurada en 1996, ya se había declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (en 1978) y edificio protegido por la ley polaca (en 1976).
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