Consciente de que aquel día de julio a 42º a la sombra de un árbol marcaría un hito en mi vida con presenciar el mar de leyendas desde los acantilados del cabo Sounion, me puse sobre mi vestuario veraniego una túnica blanca a modo de Troya, el homenaje no iba a ser menos pues me encontraba pisando tierra de dioses, héroes y leyendas y eso precisamente es motivo más que suficiente por lo menos para mí de rendir un homenaje humilde a tan importantes personajes.
Había recorrido los 68 kms que nos alejaba de la capital Atenas para pasar el día entero en este lugar de compromiso histórico, una deuda que tenía con el pueblo de Grecia desde mi más tierna edad… Y allí en las ruinas del templo de Poseidón me dejaría caer en una piedra en la soledad de las chicharras que entonaban sus cánticos al sol para pensar que podría haber pasado por este camino de tierra, quienes se abrían dejado caer sobre esta o aquella columna, demasiada historia en tan poco espacio. El templo obra igual que el santuario de un ateniense experto que se dejó caer bajo influencia de Iktinios. Este lugar era uno de los más importantes del Ática, pero estuvo habitado desde los primeros tiempos y la práctica de la religión estaba muy ligada a su lugar geográfico. En la Odisea se nombra por Menelaos que paró por estos lugares en su vuelta de Troya. Restos del siglo VII antes de C. revelan los cultos en los dos monolitos que fácilmente se pueden observar: uno meridional donde se sitúa el Temeo de Poseidón y sobre 50 metros de él se levantó el Santuario de Atenea. Los atenienses iniciaron la construcción de un templo impresionante en base los cultos que allí se sucedían y a pesar del empeño el templo nunca fue terminado, y lo que quedaba fue destruido por los persas en el 480 antes de C. Más tarde se embelleció el lugar debido de nuevo a la importancia que adquirió a finales del siglo V ante de C. y durante la guerra del Peloponeso. Fue fortificado y con el paso de los siglos adquirieron importancia tanto geográfico como histórica. Muchos fueron sus visitantes y tenemos la firma de algunos de ellos como la de Lord Byron que realizó su pintada en las piedras.
Destacando sobre todo estaba el Templo de Poseidón, obra de un maestro ateniense muy influenciado por las corrientes de Atenas, y allí puso quizás el huella más imponente en la última proyección sobre el Egeo. Era el lugar idóneo para dedicarlo a las fuerzas marinas, a las olas y al viento, y por supuesto muy a tono con el plan constructivo de Pericles. Formado por columnas de mármol blanco y destacada estructura que la hacemos gemela de las hermanas atenienses. Una belleza en el lugar más bello del Egeo.
DAMADENEGRO 19/5/2009