Los ciudadanos de Bután se cuentan entre los más felices del mundo. El país mide la calidad de vida de su gente por su felicidad, lo que se conoce como Felicidad Nacional Bruta, en lugar del Producto Interno Bruto (PIB), y establece así un equilibrio entre lo espiritual y lo material.
El país y su historia
Bután es un país sin salida al mar, montañoso y de pequeño tamaño, situado en el sur de Asia. Se localiza en el tramo oriental de la cordillera del Himalaya, entre India (estado de Sikkim, que le separa de Nepal) y Tibet (actual región de China).
El nombre local del país, Druk Yul, significa "«la tierra del dragón del trueno»", debido a que en las creencias locales los truenos son el sonido de dragones rugientes. Su capital es la ciudad de Timbu.
Los historiadores aún no se han puesto de acuerdo sobre la época a la que se remonta Bután.
Los butaneses están emparentados con los tibetanos del norte, compartiendo tesoros físicos, lingüísticos y culturales, que señalan que en alguna época desconocida del pasado, una migración significante de tibetanos llegó por los pasos de los Himalayas para establecer la base de la actual población.
En el siglo VIII, el gurú indio Padmasambhava (o Guru Rinpoche) llegó a Bután trayendo el budismo y estableciendo un número de templos y monasterios, incluyendo el famoso monasterio Taktshang construido en lo alto de un risco sobre el valle Paroy Kurjey Lhakhang en Bumthang.
Hasta los primeros años del 1600, Bután existía como un parche de feudos guerreros menores hasta que fue unificado por el lama y líder militar tibetano Shabdrung Ngawang Namgyal, así una teocracia budista se instaló a partir del s. XVII. Escapando de enemigos políticos en el Tíbet, llegó a Bután en 1616 e inició un programa de fortificación y consolidación militar, supervisando la construcción de impresionantes dzongso fortalezas tal como Simtokha Dzong, la cual protege la entrada al valle de Timbu.
Tras su muerte, una lucha interna y una guerra civil erosionaron el poder del shabdrung durante los siguientes 200 años cuando en 1885, Ugyen Wangchuck pudo consolidar el poder y cultivó lazos cercanos con los británicos en la India.
El Shabdrung estableció también que el sistema dual de gobierno por el cual, el control del país fue compartido entre un líder espiritual (el Je Khempo) y un líder administrativo (el Desi Druk), una política que existe de forma modificada hasta hoy.
Aunque sujeta a las periódicas invasiones tibetanas del norte, Bután ha retenido autonomía continua desde su fundación por el Shabdrung.
Bajo la influencia británica se estableció una monarquía en 1907, la cual estableció a Wangchuck como gobernador absoluto de Bután. Tres años después, se firmó un tratado por el cual el país se convertía en protectorado británico. La independencia fue conseguida en 1949, con la India guiando los asuntos exteriores y la ayuda provisional.
Bajo la dirección del tercer rey de Bután, Jigme Dorji Wangchuck, Bután adoptó una política de exposición gradual al mundo exterior. Bután logró el reconocimiento de las Naciones Unidascomo nación soberana en 1971.
Jigme Singye Wangchuck, fue el cuarto monarca del país, ascendió al trono en 1972 a los 17 años, a la muerte de su padre. Su coronación en junio de 1974 fue la ocasión para invitar a un selecto número de diplomáticos e invitados de todo el mundo al aislado reino, marcando el comienzo de la interacción regular con los visitantes foráneos.
El cuarto rey mostró una gran habilidad en conducir a su país hacia la modernidad del siglo XXI preservando la distintiva cultural butanesa con sus raíces en el siglo XVII. Ha sido conocido en Occidente por su meta de buscar la Felicidad Nacional Bruta más alta para su país, más que el convencional Producto Nacional Bruto.
Aislamiento
Históricamente el país se mantuvo aislado y apenas mantenía lazos con el exterior. Esta actitud cambió a partir de los incidentes del Tíbet en 1959, hecho que provocó la llegada de refugiados tibetanos a Bután.
Durante el otoño de ese mismo año, las acciones del gobierno chino se dirigieron contra este país. Asimismo, se introdujo material de propaganda revolucionaria en el valle de Chumbi, un territorio triangular parte del Tíbet entre Sikkim y Bután y la carretera más importante entre la India y Bután fue cerrada.
A partir de ese momento, el país decidió que, como forma para poder mantener su independencia y soberanía, era preciso romper con su aislamiento.
Debido a la ausencia de representación diplomática de terceros países, la India fue considerada como la única posibilidad de ayuda. En la siguiente sesión de la Asamblea Nacional la construcción de carreteras fue el principal tema de discusión y en 1959 la India ofreció su ayuda para construir la primera carretera para automóviles desde Phuntsholing, cerca de la frontera india, hasta la capital de Bután, Thimphu.
A partir de ese momento, se han ido aprobando de forma sucesiva planes quinquenales de desarrollo. El rey Jigme Singye Wangchuckfue quien acuñó el eslogán Felicidad Interna Bruta, (Gross National Happiness), y constituyendo un intento de modernización sin perder las tradiciones, base de la identidad del pueblo butanés, y crecimiento de forma sostenible para el medio ambiente.
Además, las fuertes raíces budistas del país añadían una novedad desde el punto de vista del desarrollo occidental, éste carecía de sentido si no aportaba una mejoría emocional y espiritual a los butaneses. Este término define el modelo de desarrollo del país y es el resultado de su conciencia cultural y social. Los principales valores de la cultura butanesa se pueden resumir en tres: felicidad, igualdad de género y preservación medioambiental.
Cuando los planes de desarrollo comenzaron, el primer objetivo fue la construcción de nuevas infraestructuras como autopistas y prestaciones de servicios sociales en salud y educación. Pero a partir de la década de los 90 se fundamenta en cuatro pilares básicos: buen gobierno, preservación cultural, conservación del medioambiente y desarrollo socioeconómico equitativo.
Bután se divide administrativamente en 20 dzongkhag, y estos a su vez en 201 gewog, estos ultimos son un conjunto de pueblos que están gobernados por un Gupelegido por votación popular, emanando así un gobierno de caracter municipal.
El Gobierno de Bután es una monarquía constitucional desde 1994., pero sólo desde 2008 hay elecciones democráticas. Su actual rey es Jigme Khesar Namgyel Wangchuck (2008).
El país de la felicidad
La filosofía budista define la felicidad como un bienestar que brota de la unión física y espiritual. Así pues, el primer objetivo de la actividad económica es en Bután intensificar el bienestar humano (en 2004 se prohibió fumar en todo el reino), no sólo la adquisición de bienes materiales. La persecución de riquezas materiales y no materiales confluye en los Planes de Desarrollo bajo la etiqueta de Gross National Happiness.
Pero Bután quiere ir más allá y ha puesto la política de la felicidad en la agenda de la ONU. En diciembre de este mismo año la Asamblea General del organismo internacional aprobó una resolución no vinculante que pretende hacer de la felicidad un "indicador de desarrollo". Es el modelo del enfoque de Bután de poner la felicidad en el centro de la política gubernamental.
La idea se basa en el modelo butanés de la Felicidad Nacional Bruta (FNB), que mide la calidad de la vida, tratando de encontrar un equilibrio entre lo material y lo espiritual.
La resolución invita a los estados miembros a elaborar sus propias medidas de felicidad y a aportarlas a la agenda de desarrollo de la ONU.
Su primer ministro, Wangchuk, alegó para su aprobación en la ONU que "Nuestra idea inicial era llevar el concepto de la felicidad a la conciencia de los miembros de la ONU... porque sabemos que los indicadores del Producto Interno Bruto (PIB) son inadecuados para atender las necesidades humanas".
Wangchuk sostuvo que las guerras y los conflictos no indican la felicidad o la falta de ella. Según él, son causados por los egos y los intereses de los líderes. El diplomático admitió que su visión es utópica, pero dijo que "si uno no tiene un sueño no tiene nada en que trabajar".
Bután se encuentra entre los más felices del mundo.
La modernidad
Aunque internet y la televisión sólo fueron permitidos en el país en 1999, hoy los butaneses, especialmente los jóvenes, parecen haber acogido los instrumentos de la modernización con naturalidad.
Los ciudadanos son muy activos en redes sociales, visten ropa de moda, utilizan teléfonos inteligentes, conducen coches último modelo y acuden a bares donde cantan karaoke por las noches.
Asimismo, hay un auge de la construcción en grandes ciudades como la capital, Timpu, con el aumento de la demanda de casas y apartamentos.
Pero, al tiempo que la modernidad y el consumismo se acomodan, Bután enfrenta toda una serie de problemas, que incluyen pobreza, desempleo juvenil y una creciente deuda pública.
La tasa de desempleo juvenil ronda el 7,3% y la deuda externa ha subido hasta cerca del 90% del PIB.
Reconocen que tienen problemas, que tienen que poner un freno a los excesos del gobierno y de la ciudadanía y emprender la dura tarea de producir bienes para ellos y para la exportación.
Bután, con una población de cerca de 730.000 habitantes, obtiene la mayor parte de sus ingresos de las exportaciones de electricidad a India y del turismo.
Turismo
Los visitantes que llegan de todas las esquinas del mundo se maravillan ante las verdes y exuberantes montañas y las cumbres plateadas por la nieve que contrastan con las fortalezas y los monasterios con siglos de historia dispersos por toda esta nación del Himalaya.
Pero Bután no apuesta por el turismo masivo pues considera que desde un punto de vista medioambiental, cultural y de desarrollo, no se lo pueden permitir.
El año pasado, una cifra récord de 100.000 turistas (internacionales y regionales) visitó Bután, aportando unos ingresos de más de 227 millones de dólares, el segundo sector de ingresos más alto después de las exportaciones de energía hidráulica a India.
Actualmente, los visitantes internacionales procedentes de fuera de la región del sudeste asiático tienen que pagar por adelantado 250 dólares al día por su visita. La tarifa incluye alojamiento, transporte y comida.
Muchos turistas occidentales también piensan al respecto que Bután es un lugar mágico y que debe mantener su exclusividad, si no, ese lugar especial perderá su encanto.
La realidad es que, a largo plazo, el país necesita más dinero. Y será un reto para las autoridades poder seguir limitando el número de turistas a los que se les permite la entrada.